¿Qué es Web 3? El camino hacia construir una internet mejor.
Para intentar echar un poco de luz sobre este tema novedoso para muchos, se nos ocurrió hacer una analogía con algo con lo que estamos más familiarizados hoy en día, y que hemos naturalizado tanto que para referirnos a cualquier mejora lo usamos: el famosísimo 2.0.
Cuando una actualización de producto sale al mercado, estamos acostumbrados a leer detrás de esas versiones el 2.0, como formato actualizado y mejorado de la versión 1.0 que veníamos usando.
Pero cuando hablamos de la Web… ¿a qué nos referimos cuando decimos Web 1(.0), 2(.0) o Web3(.0)?
Si tuviéramos el DeLorean y viajáramos en el tiempo, antes de los 2000, recordaríamos - los que lo vivimos - o aprenderíamos - las almas jóvenes que leen - que para acceder a internet te conectabas por Dial-up (o conexión por línea conmutada) a internet desde tu computadora de escritorio, apenas unas horas al día, y tenías un solo rol: consumir la información que se alojaba en servidores informáticos. La navegación era netamente textual y las consultas muy limitadas.
En criollo: Lo que sucedía en Web 1.0 básicamente era que se cargaba información online para que otros la leyeran. Nosotros no podíamos interactuar ni subir material. El famoso “what you see is what you get”. Buena suerte pretendiendo que la Encarta ´98 te deje modificar la información ahí subida - Wikipedia style-.
Con la aparición del lenguaje de programación web HTML (Hyper TextMarkup Language), la organización de los elementos que se visualizaban en la pantalla se hizo más atractiva. Sin embargo, las interacciones seguían siendo muy limitadas porque el usuario solo podía leer la información y no comentarla, por ejemplo.
En 1999 Darcy DiNucci acuñó el término Web 2.0 - luego popularizado en 2004 por Tim O'Reilly y Dale Dougherty -para referirse a la revolución que permitió mover al mundo desde el consumo de información exclusivamente desde las estáticas páginas de internet de las computadoras desktops, a las experiencias interactivas y generadas por el usuario.
Así, Web 2.0 se caracterizó por permitir al usuario lector mantener la posibilidad de consumir lo que otro creaba, sumándole la posibilidad de participar y crear contenido, publicándolo y permitiendo que otros interactúen con él. O sea, el ABC de Facebook, Airbnb y las redes sociales!
Para que se entienda mejor esta transición: pasamos de pelearnos en casa con nuestra familia para ver quién usaba la computadora - y durante cuánto tiempo limitábamos el uso del teléfono de línea-, a poder estar todos conectados 24/7 en cualquier lugar del planeta desde nuestros celulares, y compartir cualquier contenido que tuviéramos ganas.
Web 2 se puede definir así por el acceso ilimitado a internet desde el móvil, por el uso de las redes sociales - con la creación de contenido constante - y por la utilización de la nube como herramienta para producir y mantener las páginas de internet y las aplicaciones.
Pero no todo lo que brilla es oro, y también Web2 se encontró con una limitante: toda esa actividad se realiza con recursos de empresas puntuales que ponen a disposición el espacio, y monetizan gracias al contenido generado terceros. Es decir, el usuario de Web 2 no es dueño del contenido, sino solo creador. Que no es poco, pero tampoco suficiente.
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Y queriendo ir por más, y sin haber aún terminado esta ola que revolucionó el mundo de internet y nuestro vínculo con él, comenzó a surgir un nuevo y disruptivo paradigma: Web 3.0.
En Web 3.0, mujeres, hombres, máquinas y empresas pueden intercambiar valor, información y trabajo con contrapartes en todo el mundo - a los que no necesariamente conocen o en lo que no necesitan confiar - y sin la necesidad de un intermediario. Lo más importante de todo: ¡son dueños de ese contenido! Y si quisieran, podrían monetizar por él.
Otras características de esta nueva ola podrían resumirse en: abierta, que no requiere confianza y sin permisos.
Vamos a indagar un poco más en estas tres cuestiones.
Es abierta porque es construida desde una open source software creada por una comunidad abierta y accesible de desarrolladores y ejecutada ante los ojos del mundo.
No requiere confianza, porque permite a los participantes interactuar pública o privadamente sin un tercero de confianza como intermediario.
Y no requiere permisos, ya que cualquiera - tanto usuarios como proveedores - pueden participar sin la autorización de un ente gobernante.
Tremendo, no? Podemos interactuar de manera confiable con organizaciones, marcas y gente; usar código open source; automatizar triggers y estandarizar gestiones y contratos; y tener incentivos para ser creativos!
En resumen, mientras que en Web 1 solo se consumía, en Web 2 se sumó el poder crear y subir contenido. Hoy, en Web 3, la revolución la trae la posibilidad de ser dueño y beneficiario (además obviamente de consumir y crear), con tokens que no solo dan la posesión, sino también poder de decisión.
Sumate vos también a esta revolución 😎🚀
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2 años🙌 💪
Growth Specialist en Rappi Turbo | Marketing, Comunicación
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