¿QUÉ HACES TÚ POR TU MATRIMONIO?

¿QUÉ HACES TÚ POR TU MATRIMONIO?

“La libertad es la voluntad de ser responsables de nosotros mismos.”

Friedrich Nietzsche


¿Qué haces tú por tu matrimonio? Esta pregunta puede generar enojo cuando nos la hacen, especialmente cuando tenemos un montón de quejas acerca de nuestra pareja y cuando sentimos que el otro es quien está cometiendo todos los errores.


Y luego del enojo viene la frustración, porque tratamos de lavarnos el cerebro con la fase de cajón: nadie cambia porque el otro quiera. Desde la razón queremos convencernos de ello, pero por el otro lado estamos en lucha constante, esperando que sea el otro quien caiga en cuenta de sus errores y los enmiende.


Entonces viene la frustración y el deseo de controlar eso que me irrita en el comportamiento de mi pareja. Y con estas emociones de fondo, nuestra relación se va convirtiendo en una batalla campal o en una guerra fría dependiendo del temperamento de los protagonistas.


¿Y entonces qué hacer? Yo no he visto mejor opción que comenzar por mí. Yo soy quien tiene la posibilidad de tomar las riendas. Pero aquí es cuando de nuevo lo que pienso se pone a pelear con lo que siento y me regreso al enojo y a la frustración. Y puede que dure mucho tiempo girando en esta rueda de hamster, hasta que tome la decisión de modificar el proceso y bajarme.


Valdría la pena comenzar por escuchar esta pregunta y tratar de responderla como si fuéramos un espectador de la relación y no uno de los protagonistas. ¿Qué estás haciendo TU por tu relación de pareja? Este ejercicio me lleva a observar MIS creencias y sentimientos y MIS actitudes para evaluarlas y decidir qué tanto están contribuyendo al estado en que se encuentra la relación.


No quiero decir con esto que la responsabilidad de cómo marche mi relación de pareja sea solo mía, pero la responsabilidad de cómo reaccione yo a lo que pasa con la relación, si lo es. Entre lo que hace mi pareja y la manera como yo reacciono está MI LIBERTAD para decidir qué hacer con ello.


Si reacciono de manera automática, estoy siendo manipulado por las diversas situaciones. Si tomo la decisión de responder de acuerdo a lo que es conveniente para mí, me estoy saliendo del esquema y es ahí donde verdaderamente me estoy haciendo responsable de mis acciones.


Y en ese espacio entre lo que pasa afuera y lo que yo decido hacer, está la diferencia entre un conflicto repetitivo y una conversación productiva, entre gritar de desesperación y escuchar atentamente; entre la frustración y los propósitos compartidos para crecer en pareja.


Así que la siguiente vez que sientas enojo, frustración y otra serie de emociones con respecto a tu pareja, tómate unos minutos para observar esas emociones, identificar de dónde vienen y hacerte responsable por ellas, antes de lanzarte a responsabilizar a tu pareja. Las acciones si son su responsabilidad, pero la manera como tú las asumas y lo que decidas hacer con ellas es TUYA.


En ese espacio vas a encontrar alternativas nuevas, vas a sentir el poder de actuar de acuerdo a tus decisiones, no a las del otro y te vas a sentir libre al no estar a la expectativa de respuestas externas, cuando éstas necesitan provenir de ti. Para esto se requiere valor y mirarte con amor, es decir aceptando tus partes más y menos luminosas, sin juzgarte, solo observándote, conociendo tu maravilloso mundo interior.  


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