¿Qué pensamiento construye la percepción de los riesgos y su correcta administración?

La manera en que percibimos y gestionamos los riesgos está directamente relacionada con nuestra forma de pensar y de enfrentar el error, el fallo y lo inesperado. En entornos laborales, especialmente aquellos que involucran riesgos elevados, tener una visión clara sobre la posibilidad de que algo salga mal es esencial para construir una cultura de seguridad sólida y efectiva. Al final, como dice el dicho: solo saldrá bien si pensamos en lo que puede salir mal.

El Pensamiento Basado en el Error: Anticipar para Prevenir

Tener una percepción aguda de los riesgos significa, ante todo, aceptar que errores y fallos son posibilidades reales. Este tipo de pensamiento no es pesimista; por el contrario, permite anticiparse y estar preparado. Cuando se considera la posibilidad de error, se abre espacio para cuestionamientos, análisis crítico y medidas preventivas.

La Importancia de Aceptar la Posibilidad de Fallos

Las organizaciones que reconocen la posibilidad de fallos están mejor preparadas para gestionarlos. Este reconocimiento permite que medidas de contingencia y planes de emergencia sean implementados de manera proactiva. La idea no es subestimar la posibilidad del error, sino utilizarlo como una guía para reforzar las defensas y las estrategias de seguridad.

La Variabilidad como Factor de Riesgo

En entornos complejos, la variabilidad es una constante. Esto significa que las situaciones pueden desarrollarse de maneras inesperadas, y un escenario seguro hoy puede no ser el mismo mañana. El pensamiento enfocado en el error, el fallo y el accidente toma en cuenta esta variabilidad y prepara a la organización para responder a ella.

Gestión de la Variabilidad

La variabilidad exige flexibilidad y prontitud. Un equipo preparado considera diferentes escenarios y adapta sus procedimientos según sea necesario. La gestión eficaz de los riesgos no solo implica control, sino también la capacidad de responder rápidamente a los cambios. Enfrentar la variabilidad como parte del proceso es fundamental para construir una percepción realista de los riesgos y para actuar con prontitud cuando sea necesario.

El Pensamiento sobre Accidentes y lo Inesperado

Ninguna organización está exenta de lo inesperado. Por lo tanto, un pensamiento maduro sobre los riesgos incluye la aceptación de que los accidentes pueden ocurrir y que lo inesperado es inevitable. Esta perspectiva permite que la organización se prepare para lo desconocido, considerando desde los accidentes más previsibles hasta los escenarios menos probables.

Preparación para lo Inesperado

Una organización preparada para lo inesperado posee una mentalidad preventiva y de rápida reacción. Entrena a sus colaboradores para responder de forma eficaz y dispone de recursos para manejar emergencias. Además, revisa constantemente sus prácticas, identificando oportunidades de mejora y adoptando tecnologías que puedan prever o minimizar riesgos.

Construyendo una Cultura de Pensamiento Preventivo

Para que una organización realmente incorpore el pensamiento preventivo y la percepción de riesgo, es necesario cultivar una cultura que valore el análisis crítico y la anticipación. Este tipo de cultura no ve el error solo como un problema, sino como una oportunidad de aprendizaje y mejora continua.

1. Incentivo para Reportar Riesgos y Casi-Accidentes: Es esencial que los colaboradores se sientan cómodos para reportar riesgos y casi-accidentes. Al crear un ambiente de seguridad psicológica, donde las personas puedan hablar sobre lo que puede salir mal, la organización mejora su capacidad de identificar y mitigar riesgos.
2. Capacitación en Pensamiento Preventivo: Los entrenamientos enfocados en pensamiento crítico y análisis de riesgo ayudan a los colaboradores a ver más allá de lo obvio. Estas capacitaciones preparan a las personas para identificar posibles problemas y considerar lo que puede salir mal en sus actividades diarias.
3. Retroalimentación y Aprendizaje Continuo: Implementar un sistema de retroalimentación donde los errores y fallos se discutan abiertamente y se usen para mejorar fortalece la cultura de seguridad. Esto permite que la organización aprenda de sus propios errores y de los de otros.
4. Liderazgo Comprometido y Proactivo: Los líderes juegan un papel fundamental en la promoción de un pensamiento orientado a la prevención. Deben dar el ejemplo, valorando el cuestionamiento y el análisis de riesgos, e incentivando a sus equipos a considerar siempre lo que puede salir mal antes de actuar.

Conclusión: Pensar en lo que Puede Salir Mal para Lograr que Salga Bien

En resumen, construir una percepción aguda de los riesgos y una gestión eficaz de los mismos implica reconocer que los fallos, la variabilidad y los accidentes son parte de la realidad. Adoptar un pensamiento orientado al error y lo inesperado permite que la organización esté preparada, se adapte y reaccione de forma rápida y eficaz. Cuando se piensa en lo que puede salir mal, no se está siendo pesimista, sino preventivo y responsable. Esta mentalidad no solo previene accidentes, sino que también fortalece la resiliencia y la capacidad de la organización para prosperar en un entorno de incertidumbres.

Así, el verdadero éxito en seguridad no radica en contar con la suerte o creer en la perfección, sino en abrazar la imperfección del mundo real y estar preparados para enfrentar lo que venga.

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