¡Quítate la mascara!

¡Quítate la mascara!

Hace unos años, Sheryl Sandberg, (Ex-COO de Meta) en una charla en Harvard animó a sus oyentes a comunicarse y a ser auténticos cuando fueran al trabajo. El mensaje se hizo viral y pronto las empresas del sector tecnológico y de otros sectores empezaron a animar tanto a los empleados actuales como a los futuros a ser “reales“ en el trabajo.

 

Es un gran mensaje, pero ¿cuántos sienten que a menudo hay una desconexión entre la persona que creemos que nuestras empresas quieren que seamos y quiénes somos en realidad?


A medida que avanzamos en nuestras carreras, y más aún en esta nueva era de negocios, podemos encontrarnos atrapados en un escenario en el que nos hemos convertido en otra persona en el trabajo.

 

Pero ¿qué nos obliga a llevar esta máscara? Escuchamos a menudo cosas cómo "aumentar la profesionalidad", "vestirse para el éxito" y utilizar conscientemente el lenguaje corporal para enviar un mensaje determinado. Todo esto es, por supuesto, un buen consejo, pero ¿cómo hacer estos cambios sin perder los valores intrínsecos?


El hecho de reaccionar o ser diferentes en el trabajo, respecto a casa, puede tener repercusiones, tanto:

  • Para nosotros - Ese esfuerzo de cambio constante puede resultar cada vez más agotador, y elevar los niveles de estrés y ansiedad. Incluso, aumentando el llamado “síndrome del impostor", minando nuestra confianza.
  • Como para la empresa – Contar con un equipo sin confianza en ellos mismos, que pueden, en ocasiones, sentirse coartados y llegar incluso a reprimir algunas de sus verdaderas opiniones e ideas. Puede fomentar el llamado "group-think" dentro de los equipos, donde esas personas toman decisiones irracionales o no óptimas, impulsadas por la “presión de equipo”


¿Entonces el cambio debe producirse por ambas partes? ¡Claro!

Nosotros en reconocer que debemos ser nosotros mismos. Y las empresas en ayudar a generar y provocar esa reacción.

 

Mucho ya se ha avanzado en la promoción de la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo, pero esta tarea debe ampliarse también a la diversidad de personalidades. Vemos cómo, investigaciones recientes han sugerido que los entornos de trabajo en los que las personas sienten que pueden expresarse libremente no sólo rinden más, sino que también son más creativos y tienen más probabilidades de resolver problemas de forma cooperativa.

 

Un equipo en el que se aceptan las diferencias de unos y otros tiende a escucharse y a respetar las posturas de los demás. Siendo capaces de compartir ideas diferentes sin sentirse condenados al ostracismo, y los investigadores afirman que esto tiene un efecto positivo en la implicación y el compromiso de los propios individuos.

Todos podemos empezar a cambiar las cosas inmediatamente, sin importar nuestra función o nivel dentro de la organización.


#Food4thought ¿Eres tu verdadero yo en el trabajo? E igual de importante ¿Permites que las personas de tu equipo o las personas con las que trabajas sean tu verdadero yo?

 

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