¿Que tienen que ver las retenciones con la Bioeconomía?
Para conocer la respuesta necesitaríamos conocer la política agropecuaria del nuevo gobierno, empezando por entender que es la Bioeconomía.
Por el momento, la Bioeconomía en la Argentina quedo reducida a un nombre en las cuentas de Redes Sociales de la Secretaria de Agricultura. Se trata de un fenómeno aparentemente transitorio, a la espera que se modifique el organigrama del nuevo gobierno, y se conforme la Secretaria de Bioeconomía. Hasta entonces, conviven los nombramientos del Boletín Oficial, con las posiciones que esperan asumir desde la flamante cartera AgroBioIndustrial. Y a la par de esta trampa epistémica, danzan en el gobierno los ajustes de las viejas medidas ortodoxas con las promesas de las nuevas políticas liberales; a la sombra de una comunicación que aún no logra explicarse a sí misma, ni generar la contención necesaria para una sociedad que parecería no terminar de digerir el impacto de los anuncios.
A nivel agro, la comunicación mantuvo un ritmo intenso desde que asumió el nuevo gobierno. No solo hubo idas y vueltas con el nombre de la Secretaría, sino que hubo anuncios y contra-anuncios con temas tan sensibles como son las retenciones agropecuarias.
Cuando el hoy flamante secretario de Agricultura (futuro secretario de Bioeconomía), Fernando Vilella, explicó el termino Bioeconomía, hace ya unos 5 años, la definió como “un nuevo paradigma de las ciencias económicas, biológicas y agrícolas”. Y hace unos días, dio nuevas pistas en una entrevista de La Nación +: Se trata de reformular la matriz productiva, reformular lo que la Argentina hace bien, como es el gerenciamiento de la fotosíntesis, para pasar de ser exportadores de alimentos para animales a ser exportadores de alimentos para humanos. Vilella aseguró que el objetivo de su cartera es duplicar las exportaciones, de la mano de nuevas políticas que promuevan el aumento de las inversiones y la apertura de la Argentina al mundo. También ratificó que para él las retenciones son “un impuesto antipático, del que siempre estuvo en contra”.
Fue seguramente con este rechazo genuino hacia las retenciones, y/o también consciente de las reacciones negativas que generaron en la cadena los anuncios de una suba generalizada de las retenciones al 15% (que implican además una el aumento de 3 puntos para el maíz y el trigo); que esta semana logró excluir a unas 20 economías regionales, y bajar el aumento a las exportaciones vitivinícolas a un 8%. Sin embargo, no se anunció una baja ni para las exportaciones porcinas, ni las pesqueras, ni el maíz pisingallo. Tampoco a las exportaciones citrícolas, por lo que la fruta fresca del limón y sus subproductos industriales quedarían con la alícuota del 15%; lo mismo para el complejo manicero, y la carne vacuna. perjudicando seriamente estos complejos agroindustriales. Pero, sorpresivamente, la moneda de cambio para las bajas que sí fueron anunciadas, fue la industria aceitera, seguramente la reina de la Bioindustria, quien sufriría una suba de la alícuota de los DEX del 31% al 33% para los subproductos de la soja. Este paquete será un Proyecto de Ley que el Ejecutivo enviará al Congreso, esperando restablecer las retenciones generalizadas en 2024.
Cabe recordar que la harina y el aceite de soja son la mayor fuente de divisas de la economía argentina. A esta altura es imposible no preguntarse como este aumento de las alícuotas tanto a los productos industriales de la soja, como al maíz, al trigo, el maní, a los cítricos y sus subproductos, a los porcinos, a los vacunos, y a la pesca, van a modificar nuestra forma de gerenciar la fotosíntesis para que dejemos de exportar alimentos para animales y pasemos a exportar alimentos para humanos y productos de mayor valor agregado. Sabemos que ocurrirá todo lo contrario. Y sabemos también, que los mayores perjudicados serán los productores, y el ambiente.
Recomendado por LinkedIn
De hecho, se estima que solo por la eliminación del diferencial actual del 2% de las retenciones a las exportaciones, se generaría un aumento en la recaudación de 400 millones de dólares. Es justamente esta ecuación la que compensaría la baja en el resto de los productos del agro. Los analistas advierten que al reducir el poder de compra de la industria serán los productores de soja quienes también se verán afectados con menores ingresos por la venta del poroto. Tampoco se puede dejar de lado el efecto que una potencial baja en el procesamiento generará sobre la actividad en el interior y el empleo directo, siendo las provincias de Santa Fe y Córdoba las más comprometidas (cabe recordar también que esta industria se vio severamente afectada por efecto de la sequía y paso meses ociosa). El gobierno de Santa Fe ya se manifestó contra la medida.
Si esta iniciativa avanza en el Congreso, se afectará la competitividad de uno de los sectores más eficientes de la Argentina, y se volverá a colocar a nuestro país como benefactor de la exportación de commodities agrícolas en lugar de promover las exportaciones con mayor valor agregado, borrando con el codo de la política lo que se propone con la mano de la bioeconomía… no se trata en el fondo de generar mayor valor agregado a nuestra producción?
Tampoco se puede dejar de mencionar en este análisis, el efecto de la suba de las alícuotas a las exportaciones de maíz y trigo, y su impacto directo en la aplicación de tecnología y la sustentabilidad, poniendo en riesgo la relación gramíneas/oleaginosas, que tanto nos costó modificar para bien en los últimos años.
Esta suma de inquietudes, y muchas más que podemos pensar, nos llevan a la pregunta de fondo: Así planteada, es la Bioeconomía el nuevo Paradigma para la agricultura? Es decir… esta es la nueva forma de ver y resolver los problemas de la agricultura? De atraer innovación y nuevas inversiones? Que medidas adoptará la política agrícola argentina para gerenciar la fotosíntesis de forma que se pueda duplicar las exportaciones? Cuáles son las nuevas herramientas? Por el momento, aun siendo conscientes de las urgencias del gobierno por contar con recursos fiscales, las retenciones no parecen ser una nueva herramienta; y al desalentar el uso de la tecnología, tampoco favorecen una producción más amigable con el ambiente. Que tienen que ver las retenciones con la Bioeconomía?… parecería que son una gran contradicción, al menos en la comunicación, y esperemos que se trate de una medida transitoria y de muy corto plazo, que el Congreso trate con la responsabilidad que el desarrollo sustentable de nuestro país y el bienestar de los argentinos merecen.
Gerente de Calidad y Relaciones Institucionales en Valorasoy S.A.
1 añoMuy de acuerdo con lo detallado por Victoria Manny. La suba de retenciones a las economías regionales todas traerá aparejado desinversion en cada uno de los sectores que afectan.