¿Querer y poder van de la mano?
¿QUERER Y PODER VAN DE LA MANO?
Siempre que un ser humano desee algo lo puede hacer y puede también modificar su presente y su futuro, en cualquier aspecto de su vida, en la medida que así se lo proponga. Cuando uno analiza esta afirmación puede preguntarse por qué tanta gente entonces persiste en un negativismo profundo, en un pesimismo, cuando en realidad es libre de pensar como quiera.
También nos preguntamos cómo es posible que haya tan poca gente que viva su capacidad y su potencialidad al máximo. ¿Qué pasa con todo el resto? ¿Por qué tenemos tanta energía y tanta capacidad desperdiciada y no somos capaces de poder utilizarla en forma adecuada?
Y hay algunas leyes de la naturaleza y de la vida que se pueden cumplir. Una de ellas es la ley de la contingencia. Y esta ley dice en su término más simple, que el fracaso de la planificación es en definitiva, la planificación del fracaso.
Es decir, si una persona quiere ser médico, por ejemplo, tiene que estudiar y practicar la medicina. Si una persona quiere llegar a ser un chef tiene que estudiar específicamente para eso. En consecuencia, si una persona quiere vivir una vida con cierto bienestar, con cierta alegría, con cierta autorrealización va a tener que dar también los pasos necesarios porque esto no va a venir en forma automática, para conseguir para su vida esos resultados que desea.
Y este planteamiento parece quizás un poco utópico o, todo lo contrario, sorprendente por su sencillez, sin embargo, nada que valga la pena realmente en la vida es fácil.
Y esto lo sabemos todos aquellos que trabajamos, que luchamos y que tratamos de superarnos en el día a día. Y la creencia de que las cosas intrínsecamente son buenas o correctas, son fáciles de conseguir, es un pensamiento equivocado. Algunas personas dicen que si una cosa es difícil de conseguir se debe al hecho de que en ella hay algo que está mal. Y este tipo de creencia es nefasto para aquellas personas que buscan realmente su bienestar.
El primero de los principios, es aceptar que la vida no es sencilla hoy en día. Siempre ha sido dura, quizás hoy un poco más por distintas circunstancias, pero siempre lo fue y siempre lo seguirá siendo y lo es para todos.
A veces tenemos una imagen distorsionada de aquellas personas que creemos que son exitosas o que de alguna manera están inmersos en un estado de bienestar y de felicidad constante. Y las cosas no son así. Las cosas son difíciles para todos. Pero lo bueno de todo esto es aceptar esta verdad como fundamental.
Entonces, si partimos de esa base, la vida empieza a parecer un poco más fácil, al no tener que sufrir tanto por sentimientos de frustración e injusticia. Sabemos que vamos a tener obstáculos, sabemos que no todo lo vamos a poder obtener y eso facilita de alguna manera y flexibiliza nuestras posturas.
El segundo punto importante es que lo que tú hoy eres o lo que tú quieres llegar a ser es algo de tu exclusiva incumbencia. Es decir, has llegado adonde has llegado porque lo has querido y siempre va a permanecer la libertad de elegir, tanto tus acciones como tus omisiones, lo que hagas o lo que dejes de hacer, por lo tanto la vida de cada uno de nosotros hoy, es la suma total de las opciones que hemos elegido a lo largo del tiempo, independientemente de que estas sean buenas o que sean malas.
Si tú quieres que tu futuro cambie o que mejore, evidentemente habrá que elegir mejores opciones para poder mejorar ese estilo de vida o esa calidad de vida.
Y el tercer punto y quizás el más importante, es que uno puede aprender todo lo que sea necesario para llegar a realizarse en aquello que realmente uno quiere. Y para alcanzar cualquier cosa que uno verdaderamente pretenda. Y cuando digo verdaderamente, significa todo aquello con lo cual uno se compromete.
Cuando uno se compromete realmente con algo, entonces pone lo mejor de sí y aparece esa potencialidad, esa fuerza y esa capacidad para no doblegarse frente a la adversidad.
Hay muy pocas limitaciones a este principio y las que hay provienen más bien de esos límites que nosotros nos ponemos como techo y que parten de nuestro interior mucho más que del mundo que nos rodea.
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Si la necesidad es la madre del ingenio, el dolor es el padre del aprendizaje.
Y al parecer, muchas veces necesitamos ese pinchazo de la frustración, ese pinchazo del dolor, para que nos abramos a nuevas ideas y a nuevas formas de hacer las cosas. Pero no hay por qué esperar caer al precipicio o atravesar por una situación crítica, o estar sufriendo durante un tiempo prolongado, inútilmente, para que nos demos cuenta de que tenemos que aprender y de que tenemos que modificar parte de lo que estamos haciendo en nuestra vida. Y la vida se construye ladrillo a ladrillo, o sea, de a poco.
“haz lo que puedas, con lo que tengas y donde estés “.
Esto significa que no podemos esperar a tener todas las cosas a nuestra disposición para disponernos recién a pensar qué necesitamos para sentirnos bien.
¡ La vida es dinámica, la vida es movimiento, la vida es idea, la vida son metas, son objetivos, son proyectos!
No eres perfecto. Nadie lo es. Por lo tanto no puedes ni debes esperar a que todo esté en su perfecto orden y lugar para iniciar ya el diseño de la estrategia y el plan de acción que utilizarás para llevar a cabo tu proyecto de vida.
La gratificación y la satisfacción te esperan al final del camino.
No busques atajos fáciles o supuestamente fáciles. No te deslumbres con quienes te prometen el éxito en dos semanas o la felicidad en treinta días.
La vida se encarga por sí misma de desmentir estos mensajes, pero también es cierto que con esfuerzo, con perseverancia y con un conocimiento cabal de la persona que eres, puedes lograr todo aquello que te propongas.
Dr. Walter Dresel