¿Quién decide? Naranjas y humanos
¿Qué necesitamos para tener frutos grandes, sabrosos y bien cuidados? En definitiva, la respuesta es evidente: tierra fértil, agua, complementos y lo más importante: un agricultor presto a brindarle lo necesario a esa plantación para que todo concluya, con una excelente cosecha. En un distrito al sur de Ica, llamado «El Ingenio», su bella campiña y calurosa mañana, nos reciben ansiosas por ser visitadas. En medio de una chacra, con diversidad por doquier, un naranjo de más de 100 años de antigüedad, emerge destacando en medio de todos los árboles y con varias decenas de naranjas. De sabor incomparable, sus naranjas las degustamos debajo de su sombra.
¿Qué necesitamos para tener ciudadanos de bien, con valores y que contribuyan a nuestras sociedades? Y aquí existirán muchas respuestas y opiniones; destacando desde su génesis con una paternidad responsable, una formación en el hogar con ética y moral, educación, y después su manera de afrontar la vida y su aprendizaje: éxitos y fracasos; irán esculpiendo su destino.
Si observamos que nuestra cosecha es amenazada por una plaga, o por un año seco sin lluvias y con poca agua o por temas de la naturaleza; trataremos de evitar que nuestros frutos al final se vean afectados por todas estas contingencias y realizaremos todo lo posible como buenos productores agrícolas para tener una copiosa recolección. La fruta no participa de esta elección.
Si observamos que nuestros hijos, en su crecimiento demuestran algunas dificultades en comprender que deben ser buenos ciudadanos, realizaremos todo lo que esté a nuestro alcance por revertir ese escenario. Ya adultos y lejos del hogar, cada uno en base a su criterio y experiencia irá modelando su futuro con sus acciones. Los humanos si podemos elegir.
Siempre busquemos obtener deliciosas naranjas, formar excelentes seres humanos y mejorar cada día.