¿Quién diría que trabajar por las personas que trabajan sería mi destino?
Tenía 2 o 3 años. Veo la imagen de mi papá volviendo de su trabajo. Viajaba toda la semana, era viajante de comercio. Yo esperaba que cruzara la puerta de casa para acercarme a “ayudarlo” con su valija.
Me permitía tomar una de las manijas, y él llevaba la otra. ¡Sentía que lo ayudaba!
Como flashes también recuerdo cuando armaba su valija para salir a trabajar el lunes temprano. El domingo, lo ayudaba también, a acomodar su ropa sobre la cama. El me daba ese permiso, era un juego, ya me permitía formar parte de esa rutina.
Lo admiraba mucho. Era mi MEJOR ejemplo de responsabilidad y compromiso, un hombre de bien, trabajador desde chico. Lleno de valores como la honestidad y la integridad que le permitieron construir una familia trabajando con decencia y transparencia.
Mamá trabajó hasta que nació mi hermana, cuando yo tenía dos años. Se decidió a cuidar de nosotras dejando atrás su independencia laboral. Los primeros recuerdos que tengo sobre su vínculo con el trabajo son las anécdotas que nos contaba sobre sus compañeros de trabajo, había trabajado en una repartición del Estado. Las relataba con alegría, disfrutando cada episodio.
Probablemente fueron esas lindas historias sencillas las que me impulsaron a dedicarme a trabajar por el trabajo de la gente.
Como intuyendo que , dedicándome a escuchar diferentes episodios de las personas en relación al trabajo, se abrirían inmensos mundos de anécdotas, historias, vivencias.
Mi carrera en Relaciones del Trabajo me permitió insertarme en el mundo de las empresas trabajando para otros, pero siempre con un mismo objetivo: que mis acciones buscaran ayudar a las personas en ocasión de su trabajo.
Cuando me retiré e inicié mi camino en forma independiente, continué en esa línea, con ese mismo norte: dedicarme a colaborar para que la vida de las personas en sus trabajos les permita atesorar aprendizajes y crecer como seres integrales.
Hoy me duele ver tanta gente sin empleo. Con tan pocas perspectivas de inserción. Imaginar cómo tantas puertas que se cerraron truncaron tantos sueños.
Sigo considerando que el empleo le da a la persona razones para motivarse, completarse, integrarse a otros.
Que cada persona consigue con su trabajo “ser y estar en función de otros”, aunque trabaje en forma solitaria. Porque cada acción de trabajo forma parte de una cadena invisible de acciones por otros, aunque no nos demos cuenta.
Deseo fervientemente que las crisis, las recesiones, las re estructuraciones masivas, las pandemias terminen, y que se abran infinitas oportunidades donde cada persona pueda encontrar ese lugar que dé sentido a levantarse cada día, para ganarse el pan dignamente , para mirar con orgullo a sus seres queridos con el placer de haber cumplido con su vocación, con su misión.
Trabajo con la convicción de que cada trabajo hecho con pasión trae felicidad y plenitud. Y de que cada persona merece trabajar para desplegar su ser e ir por sus sueños.
Como lo hicieron mis padres, regalándonos, sin saberlo, ese ejemplo de dignidad y honestidad que nos marcó para siempre.
Ojalá despierte en vos una reflexión y un deseo. Ojalá sigamos construyendo una realidad inclusiva para quienes buscan un trabajo digno.
«Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida, la única manera de estar realmente satisfecho es hacer lo que creas que es un gran trabajo y la única manera de hacerlo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. Como con todo lo que tiene que ver con el corazón, lo sabrás cuando lo hayas encontrado.»
Steve Jobs
Capacitador . Formador Técnico . Miembro del Parlamento Mundial de Educación
3 añossi no amas lo que haces dudo te salga bien ¡¡ muy difícil equivocarse con lo que a uno le gusta