¿Quién es ese tipo del espejo?
Hace tiempo que me miro en el espejo y me cuesta reconocerme, que duro es a veces darse cuenta de que lo único que permanece es el paso del tiempo, es la única puñetera constante, ya que todo cambia; o evoluciona, según dirían los optimistas; el caso es que ese tipo que se refleja en el espejo nada tiene que ver con ese canallita que antes de ayer pisaba las calles de Madrid, aunque si el espejo no existiera, estoy seguro que a pesar de los años, me seguiría viendo igual; creo que por tanto ver mi reflejo solamente me sirve como barniz de realidad, como un aviso de un tercero, que me dice cosas como “planifica pero no te obsesiones con los objetivos; muévete rápido pero disfruta del momento…” Que si, que antes de ayer era un chinorri, y pasado mañana un pureta, aunque ya apunto maneras.
La verdad es que la madurez (si es el momento en el que estoy) no ha acabado nunca conmigo, jamás he huido de la inquietud y a mí no se me olvidó la curiosidad; hasta el día de hoy he querido aprender algo nuevo todos los días. Necesito la rutina como forma de vida, pero su tedio acaba conmigo. Por ahora no se me ha ocurrido pensar que lo se todo; por eso siempre me ha gustado rodearme de todo tipo de personas, y la vida me ha dado el gran regalo de cumplir ese sueño, pues conozco personas de todo tipo, que gran tesoro, y que agradecido estoy por ello.
Me cuesta ser abanderado de teorías o postulados, pero tenemos que recordar que hoy es un día más, y a la vez un día menos. Cuánto “de malos rollos” llevaremos hoy a la oficina – miedos, pelusillas, desconfianza, resentimientos, y un largo etcétera de mala onda – ¿de verdad te merece la pena? Piensa solamente en ti, y saca lo mejor que tienes dentro, enséñale al mundo quien eres, y que la gente que te rodea comience a disfrutar de esa persona, que hasta hoy conocías solamente tú; mírate en todas las personas que se cruzan contigo, imagina que todos ellos son espejos, y busca que en ellas se refleje la mejor versión de ti mismo.
Atrévete, a enviar ese mensaje, a opinar, a decidir, a negarte, a sonreír, a pedir, a sentir…atrévete de una vez por todas a florecer, porque (vuelvo a insistir) hoy es un día más, y a la vez es un día menos. Hazlo, no esperes, hazlo ya. Hay otros postulados que dicen que es mejor “hacer, sin hacer”, dejarse llevar por el devenir de la vida, ya que la sapiencia de la misma ordena las cosas de forma orgánica, y lógica; y en definitiva pone a cada cual y cada cosa en su lugar. Interceder puede parecer una osadía, pero amiga o amigo, te la juegas, el tiempo juega en tu contra o confiamos en la vida o accionamos…o una combinación de ambas, quien sabe…pero ¿te vas a arriesgar a quedarte con las ganas?
Es verdad, hoy es otro de esos días, en lo que vengo cargadito de artillería…lo siento no me puedo resistir a daros un chute de energía, o al menos a intentarlo. Pero por favor huye, huye de aquellos que están “de lunes”, porque hoy hay que darlo todo. Imagina un mundo en el que todos y cada uno de nosotros servimos con excelencia a todas las personas que nos rodean. Qué utopía más linda ¿verdad?
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A colación del paso del tiempo, y en línea con mis asiduos textos de empresa, me siento en la obligación de manifestar una de las mayores injusticias que hoy en día acontece en las organizaciones. Y no es solamente oratoria…qué está pasando con el talento senior. Yo he pasado ya por varias empresas, y para mi no es ni un orgullo ni una derrota, solamente aprendizaje, pero he conocido gente de todo tipo…y sí, hay personas que van arrastrando los pies por la oficina, pero cuidado, porque esto no va del cúmulo de años; si no más bien de la actitud de cada uno.
Y seguimos solamente enjuiciando a los mayores, sin tener en cuenta un aspecto fundamental, las personas de una organización están en momentos muy diferentes dentro de su viaje. Tenemos empleados en formación, empleados con potencial que son susceptibles de promocionar, empleados que están estabilizados o bien situados dentro de su rol profesional, incluso tenemos empleados que podemos denominar maduros, próximos o muy próximos a la jubilación; esto nos arroja una reflexión importante, y es que no podemos gestionar nuestro talento de forma homogénea, porque el talento no lo es.
La gestión de la diversidad generacional en las organizaciones, debería partir del concepto “del punto de encuentro”, donde se potencia la individualidad de cada colectivo pero donde se trabaja siempre de forma conjunta, valorando los beneficios que aporta cada colectivo al equipo de trabajo; y gestionando las necesidades de cada segmento de forma individual en todo lo que tiene que ver con desarrollar a las personas. La diversidad no va de cargar a la organización de perfiles junior y/o solamente rejuvenecerla, se trata de identificar a los profesionales con el conocimiento y la experiencia necesarios para impulsar la organización.
No olvidemos que el talento senior aporta decisiones desde la reflexión, coraje en el ámbito de las organizaciones desde el sentido común y la praxis, no olvidemos que son colaboradores totalmente indispensables que a lo mejor han dedicado más de 20 años a llevar a la organización a donde nos encontramos, y no podemos permitirnos el lujo de tirar todo ese “expertise” a la basura.
Cada día al levantarnos, el espejo nos irá recordando esa fiel realidad, ya que por mucha inquietud que tengamos, por mucha curiosidad por aprender y por muchas ganas que le pongamos a las cosas, nos hacemos mayores…así que solamente por eso, aprende a mirar dentro de las personas, así como lo haces todos los días contigo. Hasta hoy y de hoy en adelante, como cada lunes, humanizando la gestión de las personas.