¿QUIÉN VIGILA A LOS VIGILANTES?
"¿Quién vigila a los vigilantes?".
Esta cita, tomada de la interesantísima película 'Watchmen', sirve para sintetizar cierto debate que, aunque en absoluto novedoso, ha vuelto a cobrar protagonismo a la vista del tratamiento que ciertos medios de comunicación están dando a la crisis del coronavirus: ¿cómo garantizar el ejercicio objetivo, riguroso y socialmente responsable del periodismo cuando el sensacionalismo parece imponerse a la deontología profesional? ¿Es acaso la libertad de prensa un valor caduco en un tiempo en el que el sentido común pierde terreno ante el poder del "share"? En otras palabras... ¿Debemos replantearnos esa libertad y abrir la puerta a mecanismos de control externos que garanticen un periodismo responsable?
No seré yo quien dé la respuesta, porque no existe una absoluta y universal. Pero sí opino, por manido que pueda ser, que la libertad de prensa, como la de expresión, el voto universal o la integración plena de la mujer en el mercado laboral, es uno de los grandes triunfos de nuestra sociedad... Y también un logro frágil, del que todos nosotros, comunicadores profesionales, debemos cuidar con nuestra ética, nuestro buen hacer y nuestra presión sobre los intereses empresariales para que, a la postre, el afán de maximizar beneficios (lógico, por otra parte, tratándose de empresas) no arrolle el deber de los medios de vigilar el correcto funcionamiento de la democracia.
Y es que, una vez más, no puedo evitar recordar las tres palabras que mi antiguo mentor, José María Urbano, jefe de redacción de La Voz de Avilés, me inculcó como pilares maestros del buen periodismo: rigor, rigor y rigor.