¿Quieres que tu empresa crezca? Aprende a perder el control

Posiblemente, una de las preguntas que más he tenido que responder en los últimos dos meses es "cómo lo hicisteis”, ahora que Good Rebels ha cumplido 25 años. Me la han hecho empresarios y emprendedores de todos los sectores: ¿Cuál es la clave para cumplir tantos años y no morir en el intento? ¿Cómo se construye una compañía de 130 empleados que opera en 3 países y supera los 10 millones de euros de facturación?

¿Os digo la verdad? No lo sé. 

Bueno, sé lo que hemos pasado, lo que hemos tenido que hacer - lo he vivido en mis carnes - pero a lo que voy es a que no formaba parte de ningún plan de dominación mundial que hubiese pergeñado previamente

Ni yo era un visionario ni estaba en mi interés crear una tercera compañía (fundé dos antes). Yo inicié Good Rebels por necesidad: tenía que traer dinero a casa. Casado y con mi hijo mayor recién nacido había que tirar para adelante. Llámalo autoempleo.

Cuestión distinta es que una vez te pones, te lías y una cosa lleva a la otra y, de repente, te das cuenta de que llevas la mitad de tu vida al frente de una empresa que puede presumir de buena salud y que no deja de crecer —sin ir más lejos, en noviembre adquiríamos la agencia de marketing digital Estudio 34— ... Pero no, no tenía un plan en los inicios.

Ahora bien, existe una diferencia abismal entre no tener previsto montar una nueva empresa en tu plan de vida y, llegado el caso, no ser consciente de lo que tienes en tus manos, de tus posibilidades y su potencial. Y de que tu compromiso es el motor que lo alimenta.

Y eso es, quizás, lo que separa a unas empresas de otras: a las que tienen éxito y alcanzan una larga vida de las que acaban estancándose y muriendo. Valga un dato: el 61,5% de las empresas que se crean en nuestro país no superan los 5 años y la esperanza de vida media al nacer es de 11 años, casi la mitad que en la UE, donde es de 19,6 años. 

Antes de nada, quítatelo de la cabeza: no puedes renunciar a crecer

Hay múltiples motivos por los que la tasa de supervivencia en España es inferior a otros países pero, según Cepyme, el tamaño de nuestro tejido empresarial tiene mucho que ver: las micropymes (de menos de 10 empleados) y las empresas sin asalariados representan el 93,65% del mismo y son las que adolecen de mayores problemas en términos de financiación, adaptación normativa, capacidad de innovación y competitividad. Crecer, por tanto, no es una opción; crecer es el único pase a la sostenibilidad de tu negocio, tu “golden ticket”. 

Aún así, me encuentro a menudo con empresas y empresarios que, al escuchar la palabra "crecimiento" o bien paliceden o bien se quedan absortos mirando al horizonte como si fuera un ente totalmente inalcanzable. 

Es más, yo mismo viví mi momento "no quiero que crezca" al frente de la todavía entonces Territorio Creativo. Sin embargo, rápidamente te das cuenta de que, al montar una compañía, te has metido en una calle de una sola dirección: no puedes llegar muy lejos si no creces.

Cuando creas una empresa, entras en una calle de una sola dirección: no puedes llegar muy lejos si no creces

En nuestro caso, fue cuestión de tiempo entender que trabajar solo para dos o tres clientes no nos daba para mucho porque, además, no eran estables (podían estar varios meses contigo, después parar actividad otros tantos meses para luego volver...). Lo que sí se mantenía estable eran nuestros costes fijos y los compromisos que habíamos adquirido como compañía, por lo que teníamos que facturar más y la única manera de ingresar más era tener una base de clientes mayor, es decir, crecer. Cuando eres consciente de eso, comienza la aventura. 

Las barreras al crecimiento 

No lo idealizo. Conozco perfectamente esa sensación de "vale, ya sé lo que necesito; ahora cómo lo hago". 

El principal freno al crecimiento en el que insisten todas las compañías con las que he hablado en estos años es la falta de recursos económicos. Si vuelves al párrafo que he escrito más arriba no te costará mucho comprobar que estamos ante el dilema del huevo o la gallina: no intento crecer porque no tengo recursos para invertir en ello y como no crezco sigo sin tener recursos para crecer. 

En algún momento, tienes que lanzarte a por financiación y lo que marcará la diferencia será cómo lo hagas. Según tu negocio puede ser mejor optar por financiación externa o meter a más socios, pero tendrás que buscar la fórmula que mejor se ajusta a tu compañía. 

Resuelto ese escollo, toca meternos en lo que de verdad frena tu crecimiento: cómo te ves tú y ves a tu equipo dentro de tu compañía. 

Los beneficios de perder el control 

En esto que voy a decir ahora imagino que coincidirás conmigo. Puedes tener el dinero, la financiación y los clientes llamando a la puerta, pero, si no eres capaz de ejecutar aquello para lo que te contratan, estás acabado. 

Aceptamos, por tanto, que una compañía no eres tú solo haciéndolo todo —para eso, hazte autónomo—, sino que eres tú con más gente, más manos, más cabezas, y, en esa tesitura, dónde os posicionáis cada uno de vosotros es determinante. 

"Lo que impide el crecimiento es el miedo a perder el control" 

Yo monté Good Rebels hace 25 años y puedo decirte que el control que tengo hoy sobre la compañía es muy bajo comparado con los inicios. En primer lugar, porque ya no tengo la participación societaria que tenía —he dado entrada a otros—, pero sobre todo, y aquí viene lo importante, porque, cuando das pie a las personas que están a tu lado para que hagan brillar su talento, pierdes “poder”. 

Sí, es intimidante. Aunque también es donde se produce la magia, donde comienza la persecución del bien común. Porque ¿qué es mejor: mi sensación de que estoy controlándolo todo, de que mando, pero que no crece o pertenecer a de una empresa con una facturación de 10 millones de euros y que da empleo a más de 100 personas? En mi caso, tras años de zozobra financiera y mental, pesa más lo segundo y nunca habría sido posible si no hubiera perdido el control, tras la entrada de gente muy brillante.

Lo que impide crecer a muchas pymes es el miedo de sus fundadores a dejar de ser ellos el alma mater, pero es que tú no puedes montar una compañía solo para ser siempre el alma mater.

Piénsalo de otra manera: tienes nuevas oportunidades de desplegar tu carisma como líder ante los nuevos retos: más innovación, impulsar la comunicación y el diálogo con tus socios y colaboradores, emplear tus mejores armas de persuasión, abrir puertas que sólo tú podrás abrir…  

La única forma de hacer crecer una compañía es traer el mejor talento y dejar espacio para otros egos —en el mejor sentido de la palabra— y no solo el tuyo. Y créeme, no está nada mal: saber que puedes delegar, que no todo depende de ti, tiene otras ventajas.

En lo personal, el crecimiento de Good Rebels me ha dado más autonomía y me ha regalado tiempo para otras labores: dedicar más tiempo a la parte comercial, conectar con otros profesionales, representar a mi compañía en eventos y asociaciones, leer más y escribir más ¡e incluso poder montar un podcast!

Si tu objetivo es estar todo el día muy ocupado, soltar los mandos de la nave siempre te generará ansiedad, aunque estoy convencido de que, si de verdad te gusta lo que haces, disfrutarás infinitamente más dejando a tu proyecto crecer en compañía de otros.

Y en todo caso, por mucho que delegues y “pierdas el control”, si quieres seguir manteniendo tu relevancia no te queda otra que demostrar cada día que sigues siendo valioso para los tuyos. 

Así que tranquilos, seguiremos muy ocupados ;)