Quiero hablarte de las resistencias.
Y el mejor ejemplo hasta ahora es cuando fui a mi primera clase de meditación. No lograba tranquilizar mi mente. Los pensamientos iban y venían muy rápidos. No sabía dónde terminaba uno y empezaba otro, eran una seguidilla de ideas, hasta analizaba los pensamientos. Cuando lograba concentrarme de nuevo en la voz de mi guía algo inmediatamente pasaba y volvía a mi cabeza pensando mil cosas al mismo tiempo. Estaba demasiado inquieta, el cuerpo me era incómodo, no sabía qué hacer con mi cuello, me picaba una pierna, la punta de la nariz, sentía hormigueo en los pies, me molestaba la espalda. La viva imagen de Julia en “Comer, rezar y amar”.
Así estuve por varias prácticas, hasta que un día le comenté a la instructora y me dijo que eso que me había estado pasando se llama Resistencia. Dentro de las enseñanzas de la ONENESS, resistirse es no permitir. Es luchar con lo que hay y con lo que es, colocando toda tu energía en ello, y en lugar de experimentar gozo, experimentas sufrimiento. Esto me quedó grabado.
Nuestra mente no para de hablar y no dejará de hacerlo, pero podemos hacernos más consciente de ello y permitirle pensar mientras nosotros sólo respiramos y estamos.
Globalizando un poco el término y llevándolo hacia el trabajo corporal, resistencia es evitar sentir o estar como sea que está el cuerpo en ese momento. Si nos levantamos con pesadez o falta de ánimo una mañana, tratamos de elevar la energía con algunos movimientos o hablándonos
Hemos aprendido que ante situaciones dolorosas hay que luchar para superarlas y seguir adelante. Pero la lucha genera fricción entre lo que pienso y lo que siento, simplemente a veces no le damos espacio a la emoción para salir y sentirla como parte de nuestra crisis o proceso, y un día nos encontramos con una sensación de tristeza o lloramos y no sabemos por qué.
Qué podemos hacer?
- Déjalo estar. Sea tristeza, sea rabia, sea incomodidad, sea que no te hallas, que te sientes inquieto o nervioso; déjalo ser, estar allí. Permítete sentir, dale espacio. Evita negarlo, no finjas diciendo que ya pasará, acéptalo.
- Identifica la emoción o sentimiento. A veces es fácil darle un nombre, otras no tanto, puede ser confuso o simplemente no saber qué nos pasa. No hay problema si no logras identificarlo por ahora. Continua permitiendo que esté, evita luchar o enojarte contigo si no logras identificarla.
- Ubícala en tu cuerpo. Siente en dónde se manifiesta la emoción y trata de darte cuenta de qué manera se manifiesta: si es a través de un dolor físico, o de otra sensación corporal.
- Respira mientras estás haciendo éste ejercicio de reconocimiento. La respiración te mantendrá conectado con el momento presente y traerá tu atención a lo que estás sintiendo y viendo.
- Reconoce la emoción. Reconocer es mirar sin juzgar.
- Exprésate. Ahora que te has permitido estar como estás, exprésate. Deja que tu cuerpo o emoción se exprese a través de algún movimiento que sientas que necesitas hacer, quizás quieras mover tus manos, o caminar de un modo especial, salir a un espacio natural, sentir el sol y abrir tus brazos.
- Luego acompaña ese movimiento con un sonido o una frase proporcional a lo que sientes. Puede que el movimiento y la frase se vuelvan más intensos, luego bajarán de nuevo.
- Disminuye los juicios hacia ti mismo. Date el permiso de ser quien eres en éste momento con tu cuerpo, tu voz, tus pensamientos, tus emociones.
Cada uno de estos pasos toma el tiempo que tiene que tomar.
Es importante reconocer lo que nos pasa. Mirarlo, aún con la pena o vergüenza que podemos sentir con nosotros mismos al vernos en esa posición. Luego, asumirlo, y finalmente dejarlo estar en el cuerpo. Podemos haber hecho miles de terapias y ejercicios, pero es el cuerpo quien está hablando, date el permiso de escucharlo. Su ritmo no puede seguir atado a nuestras creencias o patrones de pensamientos. Llega el momento de hacer cambios y flexibilizarnos, ya que nuestras tensiones musculares crónicas están vinculadas a nuestras resistencias emocionales.
Gabriela Mata
IG: @gabrielamatam
Facilitadora Psicocorporal
Masoterapeuta