Quisiera ver una foto con brillo de Felicidad
Al llegar la noche tus sentidos reconocen de manera más palpable lo que significa estar aquí. Se abre paso al trabajo clandestino,su presencia es menos osada en medio de estas calles tan congestionadas.Pistas y veredas se abrigan de gente que corre,quizás sin dirección precisa,en busca de un espacio para tomar oxígeno en medio de tanta prisa.En estos momentos ahora no importa nada.Los “inquietos” ya han cumplido su turno y las calles dejan de ser encapotadas. Por un lado,allá en la esquina,una señora grita a quemarropa las bondades de su caldo de gallina;una anciana se esmera en vender su mazamorra morada ,mientras una niña te ofrece manzanas acarameladas;un adolescente te coquetea con ropa de temporada ;otro se empecina en pedir limosna; entretanto una combi acapara las miradas con jóvenes comerciantes que también venden al paso. Un poco más allá, puedes observar también a chicos clamando el apoyo por el arte, sus dibujos se tienden como alfombra en el piso como si quisieran agarrarte. Seguimos caminando y nos encontramos con el arte de la improvisación, con ustedes el arte de la calle.Se oyen carcajadas,las monedas caen y como siempre la música acompaña. ¡Esta vista es espectacular! Aquí encuentras de todo, no hay espacio para el holgazán. Pareciera que la premisa es simplemente moverse; hasta el mendigo se esfuerza para llevar un mendrugo de pan. Todos vienen y van. Los comerciantes vociferan sus productos, realzan las cualidades de su marca, repiten incesantemente “sin compromiso reina”.Te aconsejan,te animan,te invitan y hasta te elogian. Todos tienen una meta, ¿Será acaso la venta de su mercadería? ¿Será acaso la culminación del día? Me pregunto cuál o qué constituye su idilio. Todas estas personas sin importar la edad que tengan esperan acariciar la noche para desafiar las reglas y ser voluntariamente cómplices de una misma película. No importa los recursos o pertenencias que tengan, lo único que vale es saciar su apetencia.
Ya voy de regreso a casa y algunas preguntas escoltan mi camino; me pregunto entonces, ¿Cuántas horas tienen que trabajar?, ¿También se tomarán los feriados para tener entretenimiento sano, para disfrutar en familia, para ir al cine, para viajar y hablar de las anécdotas que sus viajes les regalará? , ¿Tendrán también un almuerzo familiar? Me pregunto si el que pide limosna lo hace forzado por su necesidad o su necedad. Me pregunto si la anciana en sus años de mocedad se imaginó vivir las circunstancias que hoy la empujan a trabajar. Me pregunto si los artistas verdaderamente se consuelan con los aplausos del día. Me pregunto por qué algunos niños y adolescentes tienen que quemar etapas para asumir roles de un adulto. Me pregunto finalmente, cuánto de todo lo que he evidenciado se puede tolerar ¿Es justo caminar en medio de la basura? ¿Es justo que el que viene tenga la responsabilidad de limpiarlo todo? Me hubiese gustado tomar una foto,pero no podía.Mientras caminaba quise ver a gente emprendedora, optimista y forjadora de su futuro, pero vi un marcado círculo vicioso. Vi como la informalidad se escondía, camuflándose en voces cómplices para evitar ser levantada. Presencié como la educación desaparecía,aquí simplemente los valores se desteñían.
Me gustaría borrar la imagen que vi, y reemplazarla por una que tenga esperanza de progreso más nítida. Felicito el trabajo, pero deploro las condiciones de las que fui testigo. Quisiera ver una foto con brillo de felicidad y no una opacada con pobreza o pixelada con desigualdad. Nuestro Perú es de porte escultural, yo creo que todos juntos podemos revelar mejores tomas. Asumamos un rol reflexivo y mucho más activo, pensemos también en los demás. Luchemos juntos, el Perú definitivamente da para más. (Lima ,2016)