Recursos Humanos, Historias de Liderazgo
Hace muchos años tuve un mentor que nos asignaban en la firma para la cual trabajaba, de esto ya hace casi 20 años. Algo que nos decía siempre era: cuando conozcas a una persona llámala por su nombre de inmediato, haz el esfuerzo por aprendértelo “No hay nada más hermoso que el sonido de tu nombre”.
Pasarían alrededor de otros 10 años hasta que conocí a un jefe (“Líder”) que cambiaría mi vida y la forma en la que veía las relaciones personales, que la hacía única.
Mi Líder era el director general, una persona con una calidad humana como jamás he visto, de ella aprendí lo que es preocuparse genuinamente por las personas. En las mañanas pasaba por los lugares saludando a todo el personal por su nombre y la gran mayoría de las veces platicaba con ellos mientras tomaba su café matutino.
Sabia el nombre de cada uno de los hijos del personal y en ocasiones llegaba con algunos pequeños obsequios para los hijos de los empleados, diciendo “vi esto en la tienda y creo que le agradaría mucho a tu hijo”.
Aprendí lo que es trabajo en equipo, siempre nos motivaba buscar las mejores soluciones y cuando ninguno tenía la respuesta comenzaba hacer llamadas para obtener la respuesta a nuestras dudas. Me decía, “No todos sabemos todo” así que aprovecha para aprender.
Mi líder no aceptaba un no por respuesta, solía decir “No hay imposibles, solo personas que no buscan soluciones”, siempre trataba de que todos explotáramos nuestras capacidades, nos ayudaba a que fuéramos mejores cada día.
Era una persona muy estricta y apasionada porque le encantaba la perfección en su trabajo. Siempre buscaba la forma de que tuviéramos capacitación, así como las mejores herramientas posibles.
Aprendí el sentido de la objetividad, cuando hay un problema, existen dos versiones y todas se deben de escuchar para ser imparcial. Cuando llamaba la atención lo hacía en privado, obteniendo de ti un compromiso sincero de que solucionarías las cosas para que jamás volvieran a pasar.
Han pasado casi 20 años y no conozco a una persona de las que trabajaron para este líder que no hable bien de ella. Si requiere ayuda, todo mundo deja lo que está haciendo para apoyarla incondicionalmente. Así como ella siempre está dispuesta a ayudarte en todo lo que le sea posible.
De esta historia podemos llevarnos:
a) Demuestra interés genuino por las personas, aprende el nombre de las personas de tu equipo. No son un número más.
b) Escucha a la gente siempre tienen algo bueno que aportar, las buenas ideas surgen donde y cuando menos los esperas.
c) Un líder predica con el ejemplo y está listo para apoyar.
d) Identifica las habilidades del personal, ayúdalos a crecer.
e) Enseña a la gente, no conserves el conocimiento para ti, a medida que los demás sepan, tu podrás crecer también.
f) Cuando puedas ayudar a alguien, hazlo desinteresadamente.
g) Si tienes que llamar a la atención a alguien, hazlo en privado y escucha la versión completa, siempre hay dos o más partes de la historia.
A ti ¿Cómo te gustaría que te recuerden las personas con las que has trabajado?
Mi nombre es Javier Olguín y me encantaría poder ayudarte en temas de recursos humanos.