¡Reflexión!

De: El País de Cali - 6 de marzo de 2018

Por Aura Lucía Mera

Este mensaje del padre Francisco De Roux me llegó al alma. Lo transcribo:

“Lo que está en juego no es el futuro del presidente Santos, ni el futuro político del expresidente Uribe, ni el futuro del ELN ni el futuro de las Farc, sino la posibilidad de que podamos vivir como seres humanos”.

Tenemos cinco días para reflexionar. ¿Nos vamos a dejar dominar por las emociones, la inmediatez, los rencores, los atavismos heredados durante generaciones, la exacerbación de mensajes siempre descalificando ‘al otro’ sea cual sea, la polarización extrema que no deja campo al raciocinio, el miedo a intentar una Colombia diferente, más equitativa y más justa, donde el insulto y las agresiones no primen sobre las ideas, donde la vida sea sagrada y la convivencia y la armonía sean el común denominador?

¿Será verdad que la única lección que hemos vivido en casi un siglo de violencia, es seguir la violencia? ¿Negarnos a esa posibilidad de convivir como seres humanos, respetando nuestras diferencias y tratándonos con respeto, pensando en aportar nuestro grano de arena sin tener que tirarnos el grano de arena en los ojos?

¿Valen más los empresarios que los campesinos? ¿Valen más los ricos que los pobres? ¿Los empleadores son más importantes que los empleados? ¿Los latifundistas valen más que los desplazados? ¿No hemos pensado que todos necesitamos estar unidos? ¿Que sin Empresa privada no existirían empleos? ¿Que sin inversión no puede existir el progreso? ¿Que el derecho a la salud no puede favorecer al que la puede pagar mientras el que no tiene los recursos, el sistema lo condena a morir? ¿Que la educación es un derecho de todos y su calidad tiene que ser la misma para todos?

¿Es condenable tener una orientación sexual diferente y por lo tanto sufrir de discriminación social, laboral y familiar? ¿Los propietarios de automóviles de alta gama son superiores a los ciclistas? ¿Las casas-por-cárcel son únicamente para los corruptos de cuello blanco y el hacinamiento es para los que no pueden pagar un abogado? ¿De verdad es imposible una reforma carcelaria donde todos los privados de su libertad puedan llevar una vida digna? ¿Las muertes diarias por sobredosis solo son noticia cuando la víctima es conocida socialmente? ¿Las niñas y niños abusados solo salen en la prensa cuando su violador es de estrato seis?

¿Vamos a continuar como gallos de pelea apostando al que más insulte o mejor mienta olvidando que somos cuarenta millones de personas que nos estamos jugando el futuro de nuestros descendientes?

¿Nos hemos parado un instante a reflexionar que por este camino no podemos seguir? ¿Que somos el reducto de una sociedad esclavista, el reducto de la Guerra Fría que nos impuso ver todo en blanco y negro, sin matices? ¿El reducto de un imperialismo yanqui que jamás nos permitió pensar diferente? ¿Que la violencia partidista entre las elites fue el disparador de toda la sangre que se ha derramado?

¿Es pecado soñar con un país más equitativo, donde quepamos todos? Que yo sepa, ningún país latinoamericano respira tanto odio y rencor como el nuestro. Odio de siglos, odio por todo, rabia acumulada sin razón. No lo he visto ni en Argentina, ni Chile, ni Uruguay, ni Perú, ni Ecuador, ni Brasil, países que han vivido dictaduras atroces, pero que siguen mirando hacia adelante y no detenidos en el tiempo hurgándose las heridas, culpando para siempre ‘al otro’ imposibilitando cualquier intento de reconciliación.

Aspiro a que mis descendientes puedan vivir en Colombia como seres humanos."

¡Gracias, Francisco De Roux, por esta reflexión!

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