REFLEXIONES DEL AŇO QUE TERMINA
Otro año que se aleja de mi vida y que, al mismo tiempo, me acerca un poco más al cruce del río del olvido que a todos nos espera. Pero, cuando miro hacia atrás los días de mi vida, siento latir dentro de mí un alma serena; la mía es un alma que ya no siente rencores ni pesadumbre sino solo gratitud por lo recibido. Por ello, cuando la noche cierra me gusta agradecer al Universo la vida que me ha dado, ahora tranquila como agua de laguna. Es cierto que, como todos en esta tierra, he pasado por instantes que me dejaron sin aliento y con el alma entristecida. Pero luego, al abrir los ojos a mañanas esplendorosas, pude comprender que no hay bueno sin lo malo, ni malo sin lo bueno. Hoy, al cabo de recorrer tantos años de vida, me doy cuenta de que, al cumplir con las tareas que nos han encomendado, sabemos que nuestro final más que final será un andar eterno. Porque hemos venido a este mundo a mejorarlo y a ayudar con nuestro ejemplo a aquellos que lo necesitan. Y al completar con este mandato nos vamos acercando a ese río misterioso sabiendo que la corriente nos llevará allá donde nos estén esperando. Y tal será el retorno a nuestro verdadero hogar.
Feliz Año y muchos más por venir.
Marina