Reindustrializar España. ¿Ahora o nunca?

Estamos ante una nueva revolución industrial. En eso hay consenso de todos los actores implicados; empresas, agentes sociales, analistas, Gobierno, grupos políticos… Habitualmente se denomina Industria 4.0, aunque en Accenture preferimos denominarlo Industria X.0, pues como los terremotos, se compondrá de varias réplicas que, acompañadas de evoluciones tecnológicas, cambiarán las bases en las que se fundamenta la industria actualmente. Casi cada día, una nueva tecnología aparece en el mercado con potencial para cambiar de forma disruptiva la manera en la cual la industria diseña, fabrica, distribuye y comercializa sus productos. Impresión 3D, realidad aumentada, inteligencia aplicada, entre otros…

Las diferentes revoluciones industriales han sido un buen momento para sentar las bases para la reindustrialización de una determinada zona geográfica. Un riesgo para los países industrializados y una oportunidad para aquellos a los que les gustaría ser considerados como tales. La oportunidad para capturar esa nueva ola no es eterna. Es necesario acometer acciones en el corto plazo y definir otras para el medio/largo plazo, antes de que el resto de países occidentales tomen ventaja en esta carrera digital.

Si la industrialización debe ser una de las bases de crecimiento de España, el motor que permita acelerar y consolidar el crecimiento actual, es hora de crear el contexto empresarial, político y tecnológico adecuado para sacar todo el rendimiento posible a esta nueva revolución industrial. ¿Ahora o nunca?

Las compañías deben hacer más que solo cambiar ellas mismas en negocios digitales. Deben ser capaces de crear nuevos modelos de negocio vinculados a las posibilidades que ofrece la tecnología; reinventándose completamente adaptando sus procesos de diseño y sus productos; cambiando su cadena de suministro y sus modelos operativos para ser más eficientes y crear valor con las tecnologías digitales. Eso es lo que en Accenture denominamos la Industria X.0. Deben definir un plan de acción para volverse más expertas adaptando y monetizando el cambio tecnológico, pero también es cierto que se debe crear el entorno adecuado para que esto sea posible. Será necesario un esfuerzo conjunto de toda la sociedad: empresarios, trabajadores, políticos, pero también y con una responsabilidad especial, del Gobierno de España y de las Comunidades Autónomas que deben:

• Potenciar el I+D en la dirección adecuada, potenciando el acceso al capital o financiación de los proyectos relacionados con la digitalización.
• Crear un marco adecuado para fomentar la inversión privada y atraer capital extranjero. -Definir unas reglas de juego estables, alineadas con el momento actual, reduciendo las barreras que establece la regulación, y eliminando la burocracia.
• Apostar por el talento, capacitando a los profesionales actuales -políticas de re-skilling- y futuros -políticas educativas- con las habilidades tecnológicas necesarias para el entorno digital.
• Ajustar la regulación a las nuevas necesidades del mercado laboral.
• Establecer un plan de digitalización del actual tejido industrial, especialmente del conjunto de pymes españolas, que se encuentran por detrás de las grandes empresas y que son clave para que nuestras grandes empresas lideren el mercado exterior e invertir.
• Fomentar la utilización de tecnología digital en la propia Administración para mejorar su productividad, así como reducir déficit público y liberar presupuesto para las iniciativas anteriores.

Según el estudio de Accenture sobre el Consumidor Digital, España es un país con ciudadanos con altos niveles de propensión hacia la digitalización; pero, ¿lo está nuestra industria? La respuesta es que no, que todavía estamos a medio camino. Según el Índice de Economía y Sociedad Digital en España se ha avanzado en el proceso de digitalización, pero a un ritmo lento, y de una forma no estructurada encontrándonos por detrás de países más industrializados -Reino Unido, Alemania, Francia- y otros aspirantes a capturar esta revolución -Irlanda, Bélgica, Estonia, Lituania-.

Publicado en El Economista, 24/04/18