RELACIONES TÓXICAS:CONSECUENCIAS
En el post anterior hablaba de lo que eran las relaciones tóxicas, lo que vives cuando estas inmers@ en una de ellas y también algunos ejemplos de lo que son. Es indudable lo duro que es vivir así cada día de tu vida, lo invalidante que resulta. Sin embargo, no hay que olvidar que, como con cualquier cosa tóxica, aunque hayamos salido de esa relación las consecuencias de lo vivido se extienden en el tiempo, en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en nuestra alma. A menudo me encuentro con dos sentimientos al tratar con personas que han salido de relaciones tóxicas; la vergüenza y la culpa.
Mientras estamos inmersos en la relación no somos capaces de ver todos los matices e implicaciones que conlleva en nuestra vida y en nuestra autoestima. Los sacrificios y concesiones que vemos normales en ese momento los vivimos como humillaciones con la distancia y el tiempo. Es ahí cuando aparecen estos dos sentimientos tan dolorosos.
Ambos son las respuestas emocionales a las preguntas que nos hacemos, ¿cómo he podido tolerar esto? ¿a qué persona elegí? ¿qué valor tengo? ¿volveré a vivir lo mismo?. Las respuestas que nos damos suelen ser más duras aún. Lo toleré porque no tengo dignidad, porque no valgo nada…etc.
La culpa por haber compartido nuestra vida con alguien que nos trató mal, sea una pareja, amigo o compañero de trabajo, por haber aguantado situaciones que, quizás, no deberíamos haber permitido, nos lleva a sentir una vergüenza tan profunda que alcanza a lo más esencial de nosotros mismos, nos hace cuestionar qué clase de persona somos.
En muchas ocasiones, esta circunstancia ya de por si dolorosa se ve acrecentada por las críticas y juicios de nuestro entorno más cercano, familia, amigos o cualquier conocedor de la situación. Es muy fácil juzgar desde fuera, muy sencillo mirar al otro en vez de mirarse a uno mismo. Cuando alguien se mantiene en una relación que le hace sufrir es evidente que lo hace por algún miedo, carencia o necesidad. En ningún caso esto merece ser juzgado, sólo reconocido y sanado. Si alguien de nuestro entorno quiere hablar que sea para ayudarnos, comprendernos y apoyarnos.
Aún así, no debemos olvidar que lo básico para restablecer nuestra autoestima, para recomponer nuestra vida y nuestro ser, es comenzar por no juzgarnos nosotros mismos. Entender que aquella pareja, aquel amigo o pariente con el que vivimos esa relación tóxica apareció porque en ese momento de nuestra vida ese era el nivel de consciencia que teníamos. Si no nos valoramos ni nos queremos, ese tipo de personas y comportamientos aparecerán para que nos demos cuenta de lo que realmente sentimos y pensamos de nosotros mismos, digamos que nos evidencian nuestro “autoconcepto”.
Sin duda, somos nuestros peores críticos. En general creemos que nos queremos y que nos deseamos lo mejor, pero no es así. Piensa sino en una situación sencilla en la que tu primer pensamiento sea negativo para ti mismo. Si se te olvidan las llaves, una cita, un cumpleaños, es fácil que recibas una crítica de ti mismo en forma de qué cabeza tengo, cada día estoy peor o un, pero ¡estoy tont@¡ Aunque esto parezca algo sin importancia, sí la tiene, porque indica la forma en la que nos estamos valorando.