Repensando las clases desde la Evaluación Formativa

Hace un par de meses mi jefe me asignó la tarea de vincular al proceso de Aseguramiento del Aprendizaje a uno de los profesores insignia de la Universidad. Este profesor cuenta con un gran conocimiento de la Universidad, ha dictado clases por décadas y es una autoridad en la cátedra a su cargo.

¿Cómo abordar el Aseguramiento del Aprendizaje desde una perspectiva que interese a un profesor con estas características? El camino elegido fue el de la evaluación formativa puntualmente con la invitación a construir una rúbrica que pudiera utilizar en su curso, sin embargo la conversación no comenzaría por ahí sino por un análisis frente a lo que hoy tiene declarado en el Syllabus de su curso.

El trabajo con el Syllabus permitió detectar una gran fortaleza en el aspecto evaluativo que quería trabajar el profesor, siendo honesto debo confesar que mis ojos brillaron en cuanto escuché las palabras "yo no creo en aplicar un único examen por corte" y en lugar de esto procedió a contarnos como realizaba durante todo el semestre una serie de pruebas escritas y orales (algunas sorpresivamente y otras previamente anunciadas) buscando que los estudiantes desarrollaran el hábito de estudiar todo el tiempo (¿metacognición? ¿autoregulación?).

Fue claro en ese momento que existía una gran oportunidad para diseñar una rúbrica que le permitiera al profesor evaluar, de la manera más objetiva posible, las exposiciones (tanto orales como escritas) que realizaban sus estudiantes y a la vez, que les permitiera a estos últimos comprender la forma en que serían evaluados, con el ánimo de identificar rápidamente sus debilidades y aplicarse en el trabajo que debían realizar con el ánimo de superarlas.

La parte más emocionante del trabajo con este profesor llegó cuando él mismo sugirió "hacer una prueba piloto" con sus estudiantes con el ánimo de recibir en primer lugar realimentación de estos acerca de la propuesta y en segundo lugar, determinar durante su práctica que implicaciones tendrá para su trabajo como profesor llevar este tipo de evaluación al aula. Aun sin conocer los resultados que tendrá esta prueba, resulta claro que en términos del profesor ha sido un gran avance en cuanto a la comprensión de la evaluación formativa como un pilar fundamental del Aseguramiento del Aprendizaje, avance que a la vez lo llevó a pensar su clase desde una óptica diferente y construir desde esta, nuevas herramientas para mejorar su labor buscando disponer todos los medios posibles para facilitar el aprendizaje de los estudiantes.

Resulta claro después de esta experiencia, que un profesor apasionado por el aprendizaje no solo comprende claramente el poder de la evaluación como parte de la formación sino que reconoce la manera en que ésta potencia su trabajo dentro y fuera del ambiente de aprendizaje a su cargo. Ya el tiempo dirá que resultados arroja la prueba piloto y hasta que grado cumple con los objetivos para los que se definió, mientras tanto seguimos sumando profesores y estudiantes a este esfuerzo de apasionarnos por el aprendizaje en la Universidad de La Sabana.