Reseteándonos para el nuevo año
Enero arranca con la energía de los nuevos comienzos. Pero es verano por este lado del mundo, vivimos en Rosario, el termómetro tensa nuestra tolerancia y los chicos están en casa porque vacaciones. Y además tenemos coletazos de pandemia, entonces tampoco se puede pasear mucho.
Para los contadores que nos dedicamos a la profesión en general, que a pesar de no gustarnos algo de impuestos hacemos para ofrecer soluciones integrales a nuestros clientes, enero es mes de recategorización de monotributo y regímenes simplificados de ingresos brutos. Muchas veces a pesar de las intenciones del fisco, que no ayuda. Además queremos adelantar con los balances que cerraron en diciembre, para aprovechar que en verano el ritmo es más tranquilo.
¿Cómo conciliar la necesidad de aprovechar las intenciones que pusimos en el brindis de Año Nuevo con la realidad de chicos en casa, calor, sistemas puestos a disposición fuera de tiempo y normativa que se hace sobre la marcha? ¿Cómo organizar las cosas en este mes en el limbo que es enero, para evitar que después el año nos aplaste? ¿Qué de lo que hacemos cada día puede hacerse distinto, mejor, automatizado? ¿Qué puede dejar de hacerse? Incluso, ¿qué cliente no aporta en desafíos o en dinero lo suficiente respecto del tiempo y las energías que nos saca? ¿Qué buenas prácticas podemos imitar de otros colegas? ¿Cómo aumentar la visibilidad del estudio para que vengan esos clientes ideales para nosotros que nos permitan hacer más de lo que nos gusta y menos de lo que "hay que hacer" porque "es trabajo"?
Con esas preguntas y posibles respuestas, ideas para desarrollar, mi cabeza da vueltas desde hace treinta días, todos los que lleva este año, con más o menos éxito según la ayuda recibida desde el contexto externo. Tratando de organizar también la generación de contenidos para redes, ver qué puede reciclarse de lo ya escrito, repensar a quién le hablamos (¿a clientes, a alumnos, a colegas, a posibles clientes?).
¿A qué conclusiones llegué?:
1- No se puede ir en contra del clima. Si hace 40 grados, no pretendas pensar en estrategias, el cerebro no funciona. Hacé lo urgente y ya pasará.
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2- El verano se relajan un poco los horarios porque no hay que correr a la escuela, pero se sigue almorzando y cenando, alguien tiene que hacer funcionar el lavarropas y reponer lo de adentro de la heladera. Y no importan los vencimientos, #hijamenor te va a pedir la merienda a las 16.30hs indefectiblemente. No es tiempo perdido, es otro tipo de trabajo.
3- Anotar todas las ideas que se te ocurran, centralizar en un documento (bloc de notas, google docs, hoja de cuaderno, mail o mensaje a uno mismo), sin filtros, ya habrá tiempo para clasificar, priorizar o descartar. Título del documento: proyectos a analizar (para pensar soy analógica, yo uso hoja de cuaderno papel).
4- Repasar a conciencia los trabajos repetitivos de la diaria (procesos de negocios se llaman en la jerga). ¿Cuáles son? ¿Cuáles generan ingresos y cuáles son para mantener funcionando el negocio? ¿Son imprescindibles todos los pasos en cada uno de ellos? ¿Se puede hacer mejor? ¿Disfrutás haciéndolo? ¿Se puede automatizar? ¿Se puede delegar? El verano, con su ritmo menos exigente y sus tiempos particulares, es el momento ideal para introducir cambios. Si no tenés los medios para hacerlo ya (se puede automatizar, pero tengo que ponerme a estudiar un software en particular que lo haga), anotalo como pendiente y agendate el tiempo para llegar a esa instancia.
5- Pensar con qué querés llenar el tiempo que vas a ganar por la depuración del punto anterior. Agendá tiempo para pensar, para leer, para estudiar sobre tu negocio, sobre el futuro en la industria en la que te movés, sobre negocios relacionados, sobre el futuro en general. Es la única forma de ganar herramientas para seguir creciendo.
Mi idea es compartir en próximos posts algunas de las ideas a implementar en este año que estamos estrenando. ¿Qué estrategias de reseteo aplican uds?