Retorno a clases, una medida en discordia.
En las últimas semanas nos hemos encontrado ante una disyuntiva que terminó por autorizar a algunas instituciones educativas el reiniciar las clases de forma semi presencial, decisión que ha provocado un sinfín de argumentos y opiniones que agranden la brecha educativa en la sociedad peruana.
El retorno a clases no solo corresponde a una decisión gubernamental, sino de los padres de familia y al protocolo que todo colegio puede brindar y ejecutar para desarrollar tal decisión. Para ello, es de vital importancia tomar en cuenta que, no vasta con la vacunación masiva, ni con los “sofisticados” protocolos de bioseguridad.
El punto de partida del retorno a clases reside en la pasividad que el gobierno y muchas de las instituciones educativas tienen sobre la realidad que desborda la falta de empatía y responsabilidad en cuanto a la pandemia, ya sea por negligencia o hastío en las decisiones del gobierno central o en el poco manejo sobre el planteamiento masivo de “renovar” y “recuperar” el sistema educativo. En un primer momento, será la comunidad educativa la que debe indicar la acción y posición frente a este mal que desborda a toda la humanidad. Desde ese punto, es necesario y urgente que, la sociedad tenga un papel preponderante sin atacar a las partes, ni victimizarse, ya que debilita el proceso de cooperación y coordinación en la búsqueda de un bien común, especialmente donde se toma en cuenta a niños y niñas menores de edad.
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Desde la filosofía, son muchos los argumentos que podrían esbozarse sobre nuestra resistencia en cuanto al retorno a clases. Uno de los primeros tópicos que podría vincularse estaría ligado al miedo, la misma que es heredera de la tradición y de las pasiones que vinculan al ser humano y su rol frente a la toma de responsabilidad y control de sus acciones; así, como la toma de conciencia del conflicto al cual nos enfrentamos, el mismo que nos pone en el centro del miedo en cuanto al quehacer diario, y mucho más cuando se vincula a la maternidad.
El individuo, en el fondo, tiene miedo de lo que se suscita en la sociedad, en el otro, de todo lo que puede exceder a su particularidad e individualidad. Por ello, la transformación de este “miedo” debe estar relacionado en cuál debe ser el compromiso transformador en el sistema educativo que involucra a todas las partes; hay que transformar el rol, hay que transformar y vencer el miedo, porque solo así el individuo podrá construir una sociedad ideal (si no se quiere caer en la violencia), logrando alcanzar la razón y la felicidad.
Finalmente, es tarea de todo ser humano buscar ser razonable, siendo consciente que puede convivir con el miedo de sí mismo, tomando para sí la responsabilidad que acontece al tema en discusión; teniendo en cuenta que, el sistema educativo peruano carece de servicios básicos, empatía y responsabilidad en el cumplimiento de protocolos de bioseguridad, por más que se tengan. Por ello, el retorno a clases no solo pasa por la vacunación masiva sino por tener personal adecuado y responsable que acompañe a los padres (especialmente) y a los niños y niñas al sistema educativo, tarea que sobrepasa el esfuerzo técnico y administrativo del Ministerio de Educación y sus respectivas unidades de gestión educativa.
Gestora de calidad e inocuidad alimentaria
3 añosImportante la toma de decisiones considerando a todos los agentes involucrados, atendiendo las necesidades de nuestra sociedad, diversa y compleja, excelente artículo Henry Espinoza Arellano