Rompamos las cadenas de la angustia

Hoy es el primer día laborable después del fin del Estado de Alarma y es un día en el que ponernos manos a la obra con muchas cosas. Pensaba esta mañana en la ducha, como casi todos los días los pensamientos me llegan con el agua de primera hora, cuánto hemos pasado y si es verdad que esta pandemia nos ha hecho mejores o no. Sinceramente no tengo la respuesta. Y pensaréis, y para qué seguir leyendo…. Pues encontré lo que mis colegas de RRHH (Personas, que si no luego me echan la bronca…) llaman “puntos de mejora”. Un claro punto de mejora en mi gestión personal y profesional, y creo que le pasa a mucha gente, es la gestión de la angustia (y eso que llevo mucho tiempo trabajando en ello).

Hace ya unos meses una coach profesional me comentó que era una persona que vivía con angustia. Angustia por muchas cosas, por mis hijos, mi pareja, mi madre, mi familia, mis amigos, mi carrera, mi trabajo… Y así un largo etcétera que angustia, además, a muchas personas. Y durante esta pandemia he podido compartir con amigos y colegas este sentimiento, que ahora llevo sin vergüenza, porque es más común de lo que creemos.

Angustia tiene siete acepciones en la RAE y creo que este periodo de alarma las he vivido todas: aflicción, congoja, ansiedad; temor opresivo sin causa precisa; aprieto, situación apurada; sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal; dolor o sufrimiento; náuseas; estrechez del lugar o del tiempo. No necesariamente en este orden.

Y regreso al momento de la ducha de esta mañana. Porque la conclusión a la que he llegado esta mañana no es lo malo que es la angustia. Lo peor son sus efectos secundarios. Lo peor de vivir con angustia es que te pone una sordina a los momentos felices, te ata con unas cadenas invisibles a un realismo que es demasiado realista, nada de realismo mágico. Por eso, mi principal lección es esa: necesitamos romper las cadenas de la angustia para perder el miedo, ser más felices y mejores profesionales. Porque la angustia es la carcelera de la creatividad, de la innovación y de todo aquello que nos hacer crecer y brillar a nosotros y a los que tenemos en nuestro entorno.

Y luego van mis compañeros de Marketing y sacan una campaña de publicidad que me viene que ni al pelo…  Reconstruyámoslo juntos y sin angustia. Yo estoy en ello y soy mucho más feliz (y creo que mejor profesional).