No sé

Cuanto nos han entrenado para dar respuestas y cuan poco nos entrenaron para dar preguntas. Y en este momento que suena natural que tengamos preguntas, aparecen todo tipo de respuestas que podrían ser irresponsables, y no es inocente que escriba “podría” porque quizás alguien tenga muchos argumentos para que las contestaciones especulativas terminen siendo ciertas.

Alguna vez escuché que los economistas son profesionales que se dedican a explicar porque fallaron las predicciones que ellos mismos hicieron hace tiempo atrás, quizás no sea esta cuestión propia de una profesión en particular, sino mas bien algo inherente al ser humano que parado en algún nivel de omnipotencia hace predicciones con el objeto de poder decir en un futuro algo como “Yo te dije lo que iba pasar”. Entre tantas especulaciones de escenarios posibles, tal vez algunos la “peguen” con sus pronósticos, ahora en el mientras tanto los simples mortales sin poderes paranormales ¿Qué hacemos?

Creo que una de las respuestas mas inteligentes para este momento es “No sé”. Sin embargo, parece ser hasta pecaminoso decir “No sé”. Nos peleamos por saber quien tiene las respuestas y todavía ni siquiera tenemos las preguntas. Que tentación tan grande la de buscar la solución sin antes entender el problema, el tema que es que para entender el problema estamos como en esos exámenes parciales donde les reclamábamos al docente que nos faltaban datos, y vaya que nos faltan datos en este problema.

Una vez un amigo me dijo “sino sabes que hacer, no hagas nada” y eso para los que nos jactamos de pro-activos suena casi como irresponsable. Si consideramos la palabra responsabilidad como nuestra habilidad para dar respuesta, como no vamos a hacerlo, el tema es que no consideramos la respuesta “no sé” como una de las probables, sobre todo porque culturalmente estamos preparados para responder entendiendo que la ignorancia tiene necesariamente carácter punitivo.

Ahora la declaración de ignorancia es el principio para el desarrollo de cualquier proceso de aprendizaje y viene dada por un valor fácil de entender, pero no tan fácil de poner en practica como la humildad. El problema de la ignorancia no es tenerla sino no admitirla cuando justamente esa admisión dispara el inicio del camino.

Por otra parte, a veces no sabemos que no sabemos, no solo eso, podríamos hasta enojarnos con quien exponga en nuestra ignorancia ya sea que sea un tercero o que seamos nosotros mismos, cuantas veces nos encontramos diciéndonos:

“Pero que estúpido, como me di cuenta,

¡¡¡¿cómo no supe interpretar lo que estaba sucediendo?!!!”

La palabra que me surge es “Compasión” tanto sea con el otro que me juzga de ignorante, como así también, con el que el que nosotros podamos juzgar de ignorante.

¿Podemos es este momento juzgarnos por no saber como quedará el mundo o nuestro país después de este supuesto debacle? Quizás valga la pena darle el beneficio de la duda a la historia y tenga para mostrarnos, algunas cosas que eran necesarias ser cambiadas en la humanidad.

Por nada del mundo subestimaría la difícil situación actual de quienes parecen no tener “Plan B”, pero seguro que algunos serán capaces de desarrollarlo, otros los tienen listos para activar y otros necesitarán de la solidaridad que quienes si los tengan o la intervención del estado.

Volviendo a “¿Qué hacemos?” quizás en honor al título de articulo, la respuesta sea permitirnos decir “No sé” y darle alguna licencia al tiempo, después de todo hace mucho que le decimos el mundo que “No tenemos tiempo” y ahora parece que el mundo te está diciendo “Tómate un tiempo”.

Quizás sea importante tomar consciencia de la libertad para elegir que hacer con ese tiempo, a mí se me ocurren algunos verbos que les comparto sentir, disfrutar, aprender y ayudar.