SABER DAR RESPUESTAS ANTE LA INMINENTE O PROLONGADA CRISIS
Mucho se ha escrito ya sobre el Liderazgo, pero si hay algo importante que tiene que tener en cuenta una persona que quiera ser buen líder en estos momentos es que debe dar respuestas. Un buen Líder debe dar respuestas, aunque estas respuestas no siempre sean las mejores o las más acertadas. La responsabilidad es una las virtudes esenciales del liderazgo y es que responsabilidad es la habilidad misma de dar respuestas.
Dar respuestas cuando las cosas marchan bien es sencillo, no requiere mucha habilidad por que los hechos mismos son las respuestas. Que todo marche bien es la prueba que la planificación y ejecución del plan están por el camino correcto, así que mucho cuestionamiento de fondo no recibirá el líder que tenga la gracia de gozar de esta experiencia.
Aun así muchos líderes desaprovechan la genial oportunidad que ofrecen los buenos tiempos para aprender a dar respuestas, para comunicarse periódicamente con su equipo, para establecer canales oficiales, para diseñar distintos formatos para diferentes tonos de comunicación, para compartir momentos dedicados a interactuar en distintos niveles. Por el contrario crean distancias jerárquicas, instalan barreras sociales, utilizan intermediarios que luego se convierten en los líderes de facto y así van ganando la antipatía o indiferencia de su equipo.
Ahora, cuando las cosas marchan mal, cuando las cosas se ponen difíciles, cuando la crisis es inminente o prolongada lo más común es que los líderes se queden sin respuestas. Y esto no solo le pasa a los líderes inexpertos o poco triunfadores, sino que es muy común ver, inclusive, a grandes empresarios, algunos de vasta trayectoria, con grandes equipos, con portfolios de triunfos de escala internacional, que esconden la cabeza bajo la tierra cuando, en momentos de crisis, reciben el cuestionamientos de sus equipos o de otras personas.
Aquí es cuando los muros de seguridad que antes levantaron terminan convirtiéndose en prisiones que los aíslan de la realidad, del segundo a segundo de las organizaciones que lideran, perdiendo contacto con las perspectivas de los demás, lo que nos ayuda a conocer un escenario mas amplio.
Es cosa normal que cuando cunde el pánico algunos líderes (la mayoría) se paralizan ante los truenos y relámpagos de la tormenta y se borran, se esconcen bajo la cama de su adornado camarote de capitán, cuando en los momentos de duda, su lugar no solo es la cubierta, colaborando con todos sino que es también, y por sobre todo, lo más alto palo mayor, del mástil principal, para mirar sobre la tormenta, para clavar su mirada ahí donde la tormenta amainará y clarea de nuevo algún rayo de sol.
Es en los momentos de crisis cuando un buen líder está más cerca de su equipo, cuando responde paciente todas las dudas, calmando ansiedades, ahuyentando fatalidades y pesimismos, devolviendo la fe y la esperanza a su equipo, es entonces cuando su motivación raya en la locura y se vuelve contagiosa, cuando se gana no solo la credibilidad de su equipo en su liderazgo, sino que se adjudica el respeto, la admiración y algunas veces, solo algunas, hasta el amor de sus seguidores.
Sepa Ud, que quiere ser un buen Líder, que no se puede (no solo no se debe) exigir a un equipo el máximo rendimiento en la primavera y abandonarlo en el invierno pretendiendo volver, de nuevo, campante y con la moral intacta, en la primavera. Para entonces ya nadie quedará para ser parte su equipo. Si alguno queda preocúpese, a ese nadie lo quiso en su equipo, porque no se ilusione, cualquier persona que sepa hacer es bienvenida en cualquier equipo que busque personas que sepan hacer.
Dar respuestas y no esconderse en los momentos de crisis es una de las claves que hace que los equipos obren milagros. Saber dar respuestas durante la tormenta, aunque sean malas noticias, es lo que hacen a los líderes, grandes Líderes. Dar respuestas en momentos de crisis es lo que permite al héroe, grandes regresos. Y los grandes regresos son el ingrediente principal de una gran historia.