¿Saber más o hacer más?

Hace 15 años cuando me gradué pensaba que la época más activa de estudios y aprendizaje finalizó y puedo retirar mi capa de estudiante.

Y ahora me doy cuenta que mi profesión me permite estudiar todos los días y seguir persiguiendo la meta de “saberlo todo”, que en marketing considero una utopía. 

Gracias a los avances tecnológicos, mi Base de Conocimientos cabe en el teléfono y la lista de artículos y libros pendientes de lectura nunca acaba.

Pero saber cada vez más me engrandece el ego y no siempre me hace más eficiente o resultativa en el trabajo.

¿Por que? 

La práctica vale más que el conocimiento, es decir de poco vale saber mucho si no lo aplicas en la práctica.

¿Sabes hacer abdominales? ¿Puedes tener “la tableta” sin hacer los ejercicios, aunque sepas cómo se hacen?

A esto iba: saber sin practicar vale nada. Yo diría incluso que tiene valor negativo, por que el tiempo y energía para estudiar algo que no aplicas se podría haber invertido en algo de mayor retorno.

Una de las ideas que conocía y me costó emplear de modo regular es “trágate el sapo” y es por que consideraba que cuanto mejor me prepare, mejor saldrá todo.

Gran error, la preparación hace repasar mentalmente todo lo que puede ir mal y genera más tensión, por ello “cuando salimos a la plaza” estamos poco seguros y menos eficientes. Y el tiempo que dedicamos a la preparación nos de retorno casi negativo.

Esto no significa que tenemos que obviar la preparación par una reunión o presentación, tenemos que tener claro el tema y los antecedentes para actuar de mejor modo posible. Estoy solo quitando la importancia de la “preparación psicológica” que muchas veces tiene el efecto negativo.

Si tienes conocimiento y experiencia, confía en ti y tu capacidad de reaccionar. 

Y aplica en práctica los conocimientos, porque BETTER DONE THAN PERFECT