Salud mental y el mundo de la construcción

Salud mental y el mundo de la construcción

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El mundo de la construcción siempre ha sido un mundo rudo, frío, áspero, muy testosterónico.

Hay que manejar materiales duros, maquinaria pesada, tiempos ajustados, exigencias formales, trámites laberínticos.

Mucha presión.

En el mundo de la construcción (que no en el inmobiliario ni en el financiero) los márgenes son muy apretados. Los beneficios (cuando los hay) son un porcentaje muy bajo. Si se explica a cualquier conocido de fuera de nuestro sector, no lo creen.

Créanlo.

Somos muchos los agentes que intervenimos en ella, todos con responsabilidades (mayores o menores) derivadas de la ley o derivadas de una jerarquía u organigrama. Todos tenemos familias. Todos sentimos algún tipo de presión.

Todos tenemos jefes.

La construcción genera muchas tensiones en muchos planos, y las personas que nos dedicamos a ella sabemos que tenemos que ir endureciendo la piel y recordándonos que determinadas situaciones “no son nada personal”. Pero no siempre se puede. No siempre uno puede tomar distancia. Y eso acaba por pasarnos factura.

A todos.

Si te dedicas a esto es muy importante que te guste. No es imprescindible pero si recomendable para poder vivirlo con vocación, porque muchos de los que trabajamos en esto lo vivimos con vocación. Desde arquitectos hasta encofradores. Muchos. Pero también es recomendable que te guste para poder lidiar con esa presión, porque la vas a notar, todos y todas la notamos, y no pasa nada porque un día sientas que no puedes más (aunque sigas adelante porque te gusta). No pasa nada, no suele pasar nada, porque te gusta.

Hasta que pasa.

Un jefe de obra que no consigue darle la vuelta a una obra compleja, un encargado que no se siente capaz de marcar el ritmo de los industriales, un técnico de estudios cuyos presupuestos no son aceptados, un director a quien los números no cuadran, un gerente de subcontrata con un exceso (o con una carencia) de trabajo, un arquitecto al que otra vez le pagan muy poco por un proyecto demasiado ambicioso y al que va a dedicar mucho tiempo.

El tiempo. Ese tiempo que nos gusta dedicar a lo que nos gusta. Esos tiempos. Tiempos justos, márgenes reducidos, muchos agentes (seres humanos) implicados, responsabilidades, objetivos, tensiones.

Hablémonos bien, tratémonos bien, cuidémonos.

Estamos viviendo un momento, creo que por suerte, en el que en el mundo profesional (y por tanto, también en la construcción) se está comenzando a colocar el foco, poco a poco, en aspectos que antes ni siquiera se mencionaban. Uno de ellos es la salud mental.

Antes clasificábamos, en función de su resistencia a la presión, entre buenos y malos, entre duros y débiles, entre flojos y fuertes.

¿Antes?

Y ahora. Y aún.

Por eso es importante acercarnos, acercarnos todos los que trabajamos en este sector, acercarnos para comprendernos, acercarnos para conocer las motivaciones del otro, respetar sus decisiones y entender sus responsabilidades.

Ya estamos todos suficientemente estereotipados para los que no viven dentro de nuestro sector. Entendámonos más.

Hablémonos mejor, tratémonos bien.

Cuidémonos.

Apuesto a que intentarlo no va a hacer que los resultados sean peores.

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