Se ha roto la pieza más importante de nuestro plan de continuidad de negocio y nos habíamos olvidado por completo de ella.

Hace años que, por acontecimientos externos, se vio la necesidad de implementar esos planes de continuidad de negocio en caso de que algo pasara con nuestro Datacenter y que grandes empresas invirtieran cantidades de dinero en planificar, implementar y ensayar.

Hoy estamos viviendo justo lo contrario, el virus no afectará a nuestro datacenter (eso espero), el problema ha sido que nuestros usuarios no podían acceder a los sistemas de una forma cómoda, rápida, conocida, etc.(la habitual)...porque no podían llegar a sus puestos de trabajo y realizar sus tareas de la forma habitual (como siempre se han hecho).

Los tecnólogos (es como me autodenomino yo por no llamarme freack o algo parecido) digamos que lo tenemos más fácil, todos sabemos conectar una VPN, sabemos que sin WIFI no puedo acceder a según que cosas, que si envío un correo con una dirección errónea no le llegará a quien yo quiero…una serie de cosas que son soberanas tonterías si estás acostumbrado a la jerga y a pelearte por las entrañas de esas herramientas cuya interfaz de usuario es solo la punta del iceberg. Pero se nos han olvidado el resto de mortales que son muchos más que nosotros. (del total de los 20 millones de personas que trabajan en nuestro país, en 2017 en el sector TIC éramos unos 500.000, un 2,5 %).

Voy a tratar de exponer mi reflexión con un ejemplo:

Hoy (16-3-2020), y como mínimo durante 15 días, estoy seguro de que viviré uno de los acontecimientos más aleccionadores de mi vida, voy a describir la situación de mi casa (hoy, mi oficina).

7:00h me levanto, ducho y visto.

7:15h me siento delante del ordenador en la mesa que tengo en mi comedor, y sin más me pongo a trabajar con mis herramientas de cada día, correo, gestor de tareas, herramienta de colaboración para equipos de trabajo, ERP, CRM, herramientas ofimáticas varias…

8:30h Aparece el primero de mis hijos a poner la tele

9:00h Todos levantados desayunamos

9:15 Primera videoconferencia profesional con 8 personas (gestión avanzada del mute para no generar ruido en la reunión)

9:30h Expedición a comprar (es el nuevo deporte de riesgo)

10:00 Empieza el cole!!! Y llega el drama, lo que varios de mis hijos llevan haciendo hasta 8 años seguidos se convierte en una tragedia, ha cambiado el contexto y no pueden acceder a sus herramientas de forma cómoda, sencilla, rápida, etc.…en conclusión, de su forma habitual de ejecutar su trabajo diario. 

Hasta las 14h se suceden un sinfín de idas y venidas, como en los viejos tiempos, haciendo de técnico de campo ayudando aquí y allí, ora con una impresora, ora con un sistema de e-learning que desde el colegio se ha desplegado, ora con los problemas de siempre, ¿7x8 cuanto dan? Y por supuesto, todo el trabajo que mi yo profesional debe entregar y gestionar durante el día.

¿A alguien le suena? Podría ser un departamento de IT colapsado por las incidencias o por las preguntas de sus usuarios y con un plan estratégico a tres años por ejecutar.

14:00 Hora de comer, todo en orden, por lo menos esa parte me da un respiro

15:00h Retomamos tareas per solo algunos, la tarde será libre para varios miembros. Lo que provoca algo más de ruido en casa.

16:00 Videoconferencia de uno de los niños, supervisión de la red, preparación del puesto de trabajo, preparación de las dudas a resolver…un sinfín de temas que pululan alrededor y que hacen menos amigable el entorno de trabajo, a eso súmale los nervios de todo el personal.

17:30h Fin de la jornada escolar, que no profesional, porque a mi me quedan muchas cosas por hacer.

Expongo mi caso, que lo considero un poco extremo, pero hoy todos hemos aprendido cosas nuevas a base de fallos, nervios y frustración, también he de decir que he resumido bastante ya que sería imposible redactar todo lo que ha sucedido y a decir verdad ha habido momentos divertidos, pero sobre todo, tensión, agobio, incertidumbre y dudas de todo tipo.

Por mucha tecnología, dinero, recursos, personas, habilidades o conocimientos (creo que yo tengo algunos) y tiempo invertidos, sin una buena gestión del cambio o previsión en la gestión del cambio el fracaso es seguro, y por supuesto los niños aprenderán tarde o temprano a usar esas tecnologías, aprenderán cuanto son 7x8, pero creo que eso llevado a una empresa que depende de sus empleados para hacer llegar el valor que venden a sus clientes puede ser una sentencia de muerte, ejecutada más rápida o más lentamente.

Alguno sugerirá que hay que enseñar las nuevas tecnologías a los niños, que hay que ayudarles a que aprendan a usar todo tipo de dispositivos, pero saber jugar a Fortnite o aprender a suscribirse al canal de Youtube del influencer de turno no les va a hacer aprender más rápido a usar una plataforma de elearning o a colgar sus trabajos allí donde ha indicado el maestro.(Léase el curso de Excel avanzado o de comunicación no verbal que históricamente se imparte en el 99,9% de las empresas, sin desmerecerlos en absoluto)

Si a nuestros usuarios no les ayudamos a experimentar, sobre sus propios problemas, como la tecnología los puede resolver no seremos capaces de superar otra crisis como esta. Y el primer paso es conocer y entender, no suponer, cuáles son los verdaderos problemas a los que nuestros empleados se enfrentan, no es un problema exclusivamente de edad, de tecnología, de resistencia al cambio, es algo de todo ello más algo más de cada uno.

De un día para otro a mí me ha cambiado: mi horario, el horario de mi familia, el lugar de trabajo habitual, el lugar y el entorno de teletrabajo habitual, el lugar de trabajo habitual de mis hijos y seguro que alguna cosa más…

Hay cosas que no se pueden cambiar ni predecir, pero sí que podemos tratar de disminuir y prever el impacto y poner las medidas para diluir las posibles necesidades y problemas.

No quiero ser categórico, pero sin la incorporación de metodologías de gestión del cambio, sin un giro hacia nuestro empleado, que a muchos se les llena la boca diciendo que son lo más importante, no conseguiremos llegar donde nos hemos propuesto y que la tecnología promete, no llegaremos a la “collaboration”,"automation", "optimization", "continuous improvement", “customer engagement” y demás palabros que a los consultores nos gustan tanto. 

Y como un buen amigo me enseñó un día, aunque no sea suya la frase, "no puedes cambiar aquello que no puedes medir" y he aquí el reto, medir, gestionar el cambio, cambiar y medir otra vez para volver a cambiar (mejorar)