¿Se justifican las renumeraciones y privilegios de los congresistas?
Es grande la responsabilidad de los partidos políticos, para este nuevo Congreso 2020 – 2021. Por un lado, las cualidades y calidades de los candidatos deben contrastar totalmente con los nefastos perfiles que nos han infligido en el periodo 2016 – 2019. Sin embargo, la tarea no es fácil debido a que la política tal como se le conoce no genera vocaciones. También porque las canteras de líderes juveniles están vacías. De solo usarlos para el volanteo y las pintas, los caudillos han ido apagando la participación juvenil.
Por otro lado, debe existir una agenda legislativa innovadora la cual debe incluir la eliminación de la inmunidad parlamentaria. La razón es que se ha hecho costumbre usar la inmunidad como privilegio para escapar de la justicia, propiciando también el insulto, la injuria o la difamación, lo cual estaría violando el artículo 2 inciso 2 de la Constitución. Usada para favorecer la impunidad, esta inmunidad hace prevalecer diferencias por la condición o circunstancia personal, vulnerando el principio de igualdad de todos ante la ley.
Asimismo, con respecto al salario percibido es necesario analizar lo que reciben. Cada congresista recibe una remuneración de S/ 15,600, a lo que debemos sumar S/ 7,617 por función congresal. En un país como el Perú, donde el salario mínimo vital es de S/ 930 esto suena a abuso. Vale la pena recalcar que la función congresal debe atraer por su vocación de servicio al país, más que por el salario. Convendría entonces proceder a eliminar, por ejemplo, gratificaciones, teléfono, asignaciones y bonos de representación que casi siempre son usados para fines políticos.
Igualmente, el despacho congresal ha servido como oficina de empleos para pagar favores contratando asesores, asistentes, técnicos, coordinadores y auxiliares. Esta burocracia ha inflado en millones de soles la planilla del Congreso. Cabe recalcar que un congresista debe tener la capacidad de funcionar de manera autónoma, con la experiencia profesional acumulada en sus años de labor.
Finalmente, es importante eliminar el resguardo policial al congresista. Si hacemos cuentas, son un mínimo de 260 policías destacados las 24 horas del día, y que por esta labor están fuera de la seguridad ciudadana. ¿Se justifica este privilegio? Si alguien representa al pueblo, no debería temerle y tampoco abandonar su cualidad de ciudadano para vivir una realidad paralela. Es precisamente, el apego a sus raíces que debe hacerle ver cuán importante es su función como servidor del Estado, conocedor de las necesidades de todos los peruanos.