Selección sin emoción.
En un mundo donde todos parecen saber hacía dónde se dirigirán los datos, la inteligencia artificial, el cerebro humano y la tecnología creada por el mismo, se deja cada vez más lejos lo que nos diferencia del resto de los animales, nuestra emoción. Mirar a las personas por quién son por encima de lo que representan para una empresa o entidad. Saber que cuando nos dirigimos a ellos lo hemos de hacer como dijo Carl Jung; de ser humano a ser humano....hoy parece carecer de sentido y comienza a perder peso. Nos hallamos frente a números, datos, impulsos y apetencias personales dentro y fuera de la empresa. La injusticia parece relativizarse porque pronto se borra de las mentes de los que la viven de cerca; siempre y cuando no les salpique a ellos o no sean los afectados. El mundo se mueve rápido, la información también. No da tiempo a pararse a pensar o medir las consecuencias de la misma porque pronto aparece otro dato más reciente y por tanto más relevante..........Y centrados en los datos, en nuevos y recientes estímulos sin capacidad de análisis detallado, (tranquilo y emocional), estamos inhabilitados para gestionar si una noticia de impacto logra ser "impactante" cuando es incapaz de sobrepasar un cerebro saturado inhabilitado para discernir por un tiempo prolongado lo accesorio de lo importante.
Uno no para de leer y escuchar las manidas expresiones de empatía, inteligencia emocional y el tan traido y llevado Mindfullness pronunciados como mantras por exceptivos......y la pregunta es; ¿Saber la teoría garantiza conocer la práctica?. ¿Hablar de lo emocionalmente humano nos convierte en lectores y receptores de dicho aspecto?. No, es evidente que no.
Hoy en día puedes dar formaciones de alta tecnología y no aplicar nada de lo que presumes ser el mejor en formar, en tu propia compañía. Puedes llenarte la boca de lo importante que es para tu puesto de CEO confiar en las personas y consolidarte como el mayor exponente de ser despreciable, carente del todo de cualquier tipo de confianza. E incluso hablar de la valentía siendo un auténtico cobarde. Puedes dar charlas a tus empleados de lo maravillosa que es tu empresa y de lo bien que lo estás haciendo transmitiéndoles la duda de porqué no venden más, cuando tienes un producto bueno y tú eres de lo bueno, lo mejor. Incluso contratar a gente joven que te aplaudan y no discutan por el temor a perder su puesto de trabajo. Puedes tener una rotación elevadísima de personal y echar la culpa al mundo laboral y a la falta de perfiles profesionales. Pero la pregunta está servida; ¿Es licito pedir a un empleado lo que tu compañía nunca les ha brindado ni les brinda?¿ Es posible existir como compañía si tus empleados no se sienten parte integrante de algo mucho mayor que ellos mismos?. ¿Es posible obtener lo mejor de un profesional sino sabes entender ni reconocer sus motivaciones y palancas emocionales?......La respuesta parece obvia. Cada día hay más personas que dicen "no" a un nuevo puesto de trabajo o son echados del mismo. Porque trabajar en una empresa es una elección bidireccional y queramos o no, una cuestión de valores y principios. No todo en la vida de la empresa es neuromarketing, marketing digital y data Science. Por más que creamos en el dato y en la predicción de comportamiento, por fortuna el ser humano sigue siendo un ser emocionalmente enigmático. Permanecemos en una empresa si nuestros valores y mundos emocionales son respetados, valorados y potenciados.
El hombre es un ser pensante. Sus pensamientos generan sus emociones y sus emociones generan sus sentimientos. Y no trabaja, se emplea o compra algo que le haga sentir de forma inadecuada. Por más que los ranking del mundo mundial digan que una estrategia es la mejor y que tu producto y empresa es el ombligo del mundo o el unicornio de temporada. Las empresas se consolidan y coexisten con el éxito por las personas que las conforman, ni más ni menos.
Se habla mucho del talento, del compromiso, de la lealtad y del sentido de pertenencia. Se habla de que el cliente es el centro de la actividad de cualquier empresa. De que el neuromarketing nos está acercando cómo nunca a entender el cerebro humano y su comportamiento pero¿ y la emoción?. Ese es el gran enigma. ¿Porqué los clientes y los empleados se fidelizan?, ¿Por qué acompañan hasta el borde del precipicio a un líder si fuera preciso?. Principalmente porque se les trata desde la unicidad y la personalización. Porque se sienten parte de un grupo con el que comparte valores, misión y visión. Porque se respeta, se da tiempo y potencia su talento........Porque se unen emocionalmente a una persona, a una empresa o a un proyecto. Porque son tratados desde la emoción y se entregan desde la emoción. Alguien dijo una vez; " Trata mal a tus empleados y trataran mal a tus clientes". No puedo estar más de acuerdo. Sin embargo yo daría un paso más......Mira al CEO de una compañía, como trata a sus empleados, qué criterios sigue al contratarlos y cómo los despide o con qué frecuencia, y podrás pronosticar el triunfo o el fracaso de su negocio y de él mismo. Hay grandes líderes como CEO de empresas; ejemplos a seguir y emular .Y hay grandes desgraciados también. El triunfo consiste en pasar personalmente o profesionalmente por la vida de las personas dejando huellas; improntas de experiencias emocionalmente gratas. Quién va dejando muertos en su ascenso profesional o en su propia supervivencia empresarial, tendrá que contemplar su propia muerte en algún momento. Pero cuando distinto es cuando al morir te lloran o cuando sienten un profundo alivio porque no sólo desaparezcas de su mundo sino de un mundo empresarial dónde olvidaste que las personas somos por encima de todo, seres humanos sensibles a la emoción.