Ser auténtico

-¿Autoconocimiento en las organizaciones?- me han preguntado, una vez más,

-Sin duda alguna- he respondido. -Y mi consejo es que no deje para mañana lo que puede empezar hoy-

Entonces recordé el caso de un alto ejecutivo que a pesar de tener un nivel de formación y preparación muy alto. Un nivel de responsabilidad y compromiso muy alto. Una alta capacidad estratégica e incluso considerado, una persona talentosa, había sido despedido en dos ocasiones de dos multinacionales. Sabía gestionar procesos, ejecutar operaciones, con enfoque y perspectiva, sin embargo, no sabía influir en las personas desde la gestión de los sentimientos (ni propios ni ajenos) ni liderar equipos a causa de sus dificultades para establecer relaciones constructivas en el entorno laboral. Estaba más en el “Hacer” o “Tener” que en el “Ser”. Lo que el definía como ser practico y efectivo.

En resumen:

Nivel de Influencia: Muy bajo. Por no decir, nulo.

 “Los gerentes pueden mantener el rumbo, pero no pueden cambiarlo. Para cambiar el rumbo de las personas, usted necesita influencia” John Maxwell

Y la primera regla para ser un buen líder e influir en los demás es descubrirse así mismo desde el autoconocimiento y la indagación en el ser:

¿Quién soy, yo?

Frente al “quién soy yo” (desde la comprensión de las complejidades de nuestra personalidad) el “qué soy yo” (desde factores externos) sirve para bien poco.

La buena noticia es que cuando uno se mira al espejo con una mirada clara y sincera, todos nuestros límites se disuelven y estamos preparados para cambiar y abrir las puertas a nuestra realidad máxima.

El autoconocimiento nos lleva a la autoreflexión, la autoreflexión nos lleva a la autoconciencia y desde la autoconciencia podemos efectuar cambios y empezar a hacer las cosas mejor, actualizando nuestro “ser” auténtico.

Al fin y al cabo, mejorar desde nuestra autenticidad, es la clave nuestra existencia.

“Nadie que no pueda ser completamente sincero consigo mismo puede producir cosas grandes”  James Russel.