¿Ser o no ser digital?
La respuesta es “¡Sí!”. “Hoy y ahora” deberías pensar en cómo crear un negocio digital o transformarlo. Seguramente, la pregunta inmediata sería ¿y…, por qué?
La pregunta no es para nada ingenua y desde mi punto de vista, la respuesta tiene más contenido de lo que se cree. La verdad es que hay demasiadas “buzzwords” en el mundo digital; los gigantes tecnológicos como IBM, Amazon, Microsoft, Google y Facebook han contribuido en una sinergia muy singular para propiciar una ideal adopción digital. Muchos han pronunciado que un proyecto digital no es para todos, sin embargo, hay razones que nos deberían hacer repensar el porqué, hoy y ahora debo considerar un proyecto digital en mi organización.
Hoy en día las organizaciones tienen varios argumentos para transformarse digitalmente. Estos podrían ser distintos, pero podría enmarcarlos en los siguientes objetivos estratégicos: generar una nueva propuesta de valor, ampliar la distribución de productos y/o servicios, incrementar la utilidad o tal vez, mejorar la experiencia de mis clientes. Si quisiéramos abordar estratégicamente estos rubros, seguramente habría que revisar porqué el factor “digital” debería contribuir como una pieza fundamental para lograr dichos objetivos. Se dice que hoy estamos viviendo una nueva revolución industrial. Dicha revolución está enmarcada por una secuencia tecnológica que ha caracterizado la forma en que se manufactura y se producen activos. Hace varias décadas y años partimos de la mecanización (1) a la producción en masa y líneas de ensamble (2). Después, nos movimos de la automatización computarizada (3) y finalmente estamos optando por la implementación de sistemas cibernéticos físicos (4).
¿Cuáles son algunos argumentos fundamentales en esta cuarta revolución? La respuesta tendrá varias aristas, pero me gustaría listar 4 puntos que deberían ayudar a entender por qué la marea digital arrastrará, transformará o desaparecerá a muchas organizaciones y por ende razones para pensar digitalmente hoy y ahora:
“1. Reconstrucción de las cadenas de valor y cadenas de suministro”
En las organizaciones tradicionales, seguramente visualizamos una cadena de valor lineal en donde cada uno de los eslabones contribuye marginalmente al valor del producto o servicio final. Por ejemplo, en el sector manufacturero se habla de activos tangibles donde un activo en bruto se transforma en un activo final cuyo valor y precio será mayor debido a la transformación que conlleva el mismo proceso de manufactura.
Cada eslabón en una cadena de valor añade valor al proceso económico del producto o servicio. Sin embargo, hoy en día, estas cadenas horizontales se están de-construyendo gracias a la tecnología. Los distintos eslabones están funcionando de manera independiente ya que la tecnología ha logrado eliminar ineficiencias económicas que se generaban entre en el intercambio de eslabones. La estandarización e interoperabilidad no solo están cambiando la verticalidad de las organizaciones; la información también se ha convertido en un activo confiable y con el potencial de multiplicar valor. Por ejemplo, Uber ha optado por invertir en autos autónomos en donde el chofer, principal intermediario, desaparece y en donde el cliente ejerce directamente la instrucción del servicio de viaje. Además, la plataforma de Uber ya se ha convertido en un interlocutor tecnológico de logística no solo para pasajeros sino de paquetes, servicios domésticas o comida que proporciona un ejemplo de como las cadenas de valor se están convirtiendo en redes de valor que habilitan independencia y flexibilidad para varios sectores, tipos de cliente, servicios y negocios.
“2. Cambios en los costos de transacción”
En una organización en crecimiento, podría llegar el momento en que los costos de transacción internos pudieran aumentar debido a los costos operativos y administrativos. Consecuentemente, los costos de transacción llegarían a ser más elevados que los mismos costos de producción del servicio o producto, lo que frenaría el crecimiento de la organización.
Tradicionalmente hemos cuantificado estos costos de transacción bajo escalas lineales en donde una cantidad “X” toma “Y” recursos; igualmente el crecimiento de una organización se ha medido proporcionalmente lineal. Las organizaciones exponenciales, ya no son el caso. La era digital alteró esta función lineal y por ende la estructura de los costos trasnacionales.
La era digital ha favorecido una economía colaborativa y global en donde la ubicuidad generada por Internet y las comunidades virtuales han cambiado el hecho de que es más caro poseer un activo que arrendarlo y/o compartirlo entre un grupo con un interés común. Por ejemplo, tener al alcance de un “click” una plataforma digital que permita interactuar rápidamente en un mercado virtual es más barato que invertir cabalmente en cada uno de sus componentes de forma individual. Los servicios en la “nube” son otro claro ejemplo; clientes o usuarios con necesidades específicas de computo han decidido compartir el poder de procesamiento y almacenamiento de datos mediante una plataforma elástica y escalable. En vez de poseer activos e incrementalmente ver el retorno de inversión, las organizaciones digitales apalancan recursos externos para lograr sus objetivos como alquilar y compartir los costos de servicios. Definitivamente, este hecho ha contribuido a disminuir los costos de transacción debido a la colaboración e interacción comunitaria.
“3. Polarización en las economías de escala”
Lógicamente, la producción resulta ser más barata cuando se emplean todos los recursos disponibles y consecuentemente el costo unitario de un producto decrece. Ante esta situación, las organizaciones han buscado expandirse globalmente; claro ejemplo de las economías de escala.
Hoy y ahora, la tecnología de la ubicuidad y conectividad de internet habilita la presencia global de una organización casi instantáneamente y elimina la ineficiencia de la asimetría en la comunicación. Las empresas pequeñas han tomado ventaja de esta capacidad para reaccionar rápidamente y ser más dinámicas en comparación a las estructuras jerárquicas y tradicionales de grandes emporios. Hoy y ahora, Amazon ofrece a sus clientes la capacidad de vender productos de forma global, claro, con las restricciones comerciales que cada país implique. Definitivamente, los clientes tienen un alcance global, con mayor capacidad para decidir en la compra de productos y servicios, pero, sobre todo, más informados.
Para algunos sectores empresariales, las economías de escala se intensifican, pero para otros están desapareciendo. El valor del producto aumenta cuando un servicio se mercantiliza en conjunto y los atributos del producto-servicio se enfocan en la venta de experiencias y emociones. Evidentemente, la estructura de la cadena de valor se vuelve más difusa ya que el cliente se convierte en un eslabón más que re-valoriza y tiene la capacidad de modificar el valor de un producto. Hoy más que nunca se evidencia la polarización en las economías de escala ante la masificación de los productos y/o servicios y contrasta con la forma en que los clientes perciben su valor ante la experiencia de su adquisición.
“4. Capacidades en Tecnologías de Información”
Las capacidades tecnológicas han evolucionado paralelamente al ingenio humano. Hoy y ahora, hay tres elementos tecnológicos que han convergido interesantemente: “Analytics”, “Big data” y “Cloud”. Aunque cada uno es una especialidad en sí mismo, los tres convergen funcionalmente para activar y habilitar nuevas modelos de negocio exacerbando el potencial de análisis de información, activos intangibles, capacidad de computo elástica y ubicuidad. En un ecosistema digital, tal vez será muy difícil desligar cada uno de forma independiente. Por ejemplo, IBM ha enfocado su estrategia en una plataforma llamada Bluemix en donde los tres componentes, “Analytics”, “Big Data” y “Cloud” convergen bajo un esquema de servicios e integración. Hoy y ahora es más fácil disponer de recursos tecnológicos cuyo aprovisionamiento tomaba mucho tiempo, así como altos costos adquisitivos para su implementación. Tal vez el reto más importante es cómo utilizamos y potenciamos la tecnología que está disponible al alcance de un “Click”.
Autor: Dr. Jorge Orozco Vargas
Las opiniones expresadas en este artículo son propias y no corresponden a las de mi actual empleador.