"Si hay un elemento que es crucial en la 'fuerza mental' es la gestión del estado de ánimo propio y el de los demás"

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P.- ¿Hasta qué punto “El Libro de los Poderes: expande tu potencial e influencia” se puede considerar de autoayuda o de desarrollo?

R.F.- Es un libro para ambos ámbitos. Con recursos y herramientas tanto para quien desea fortalecer como para quien desea expandir. Parte de mi visión como mentalista, conferenciante y coach ejecutivo y personal. Y como tal, especialmente en el primer caso, ponemos en juego ciertos elementos o poderes que, más que paranormales son naturales, por tanto todavía más fascinante, y que permiten marcan diferencias en conciencia, comunicación, desarrollo, talento, liderazgo, impacto, influencia y al fin y al cabo en optimización de rendimiento y bienestar tanto profesional como personal.

P.- ¿Cuáles son las 2-3 claves para tener una vida personal y/o profesional óptima?

R.F.- Crecer, disfrutar, contribuir.

P.- ¿Superar los obstáculos es una decisión personal, se empieza por ahí?

R.F.- Por más que te digan que hay que adaptarse, cambiar o transformarse, es difícil que eso ocurra si no hay un «click» interno desde uno mismo. La clave está en generar estímulos externos que ayuden, acompañen, capaciten y faciliten ese click interno. El entorno puede ayudar, pero al final depende de uno mismo. Es por ello que resulta crucial la consciencia (luz sobre lo que no veías que te permite (re)descubrir), la responsabilidad (depende de mí) y finalmente la acción.

P.- ¿Y qué sucede cuando la cosas se «tuercen’? ¿Cómo se debe enfrentar uno a la adversidad o la incertidumbre?

R.F.- Es un momento difícil y sin embargo una inestimable fuente de aprendizaje. Con aceptación de que esa situación es así y ver qué puede hacer uno para direccionarlo hacia su propósito. También intentando optimizar tu pensamiento: si enfocas esa situación como peligro o amenaza, tu fisiología y rendimiento acaba siendo caótico, improductivo e insostenible; si la enfocas como un reto u oportunidad, todo lo contrario.

P.- ¿Los directivos adolecen de «fuerza mental’? ¿Se puede entrenar o debe hacer cierta predisposición?

R.F.- Cualquier persona, desde el deportista hasta el docente, músico, abogado, comercial, directivo puede disponer de esa «fuerza mental» extraordinaria. Bien por su genética, bien por su entorno, bien por su práctica o bien por su capacidad por SER o por una combinación de algunas de ellas o todas. Un talento innato, es fantástico; un talento innato al que dotas de base técnica, todavía mejor (está claro que se puede entrenar y eso siempre aumenta tu porcentaje de rendimiento); y un talento con capacidad de querer ser (identidad, valores, actitud), todavía más. El tema es ser consciente de cuál es el ser de cada uno y qué quieres ser y hacer y con práctica desear mejorarlo día a día.

Y sí hay un elemento que es crucial en la «fuerza mental» es el estado de ánimo. Nos deberíamos preguntar más a menudo cómo nos sentimos (por ejemplo cuando empezamos el día y cómo deseamos sentirnos ese día) y como se sienten los demás. Eso nos permite sacar un enorme provecho de nuestros conocimientos y capacidades. Fíjate que cuando estamos bajos anímicamente, perdemos en confianza y seguridad y en rendimiento. Sin embargo, cuando estamos pletóricos de confianza, como nuestras capacidades y técnica es como si aumentaran. La capacidad y la técnica son importantes, pero por encima de todo está saber el gestionar cómo te sientes y se sienten los demás.

P.- ¿Debemos hacer más caso de las emociones en las relaciones personales y en la toma de decisiones?

R.F.- Sí, absolutamente. El que digan nuestro nombre, una palabra, un titular, un tono de voz, una mirada, una sonrisa, una canción, un olor... ¡puede influenciarnos de forma determinante! en pensamiento, en fisiología, en acciones, decisiones, y por ende resultados. Y es que ¡somos tan sugestionables! ¡Aterrador a la vez que fascinante!

Por otro lado, la emoción nos acerca más a las personas y nos permite comunicaciones más efectivas, pintar imágenes poderosas en mentes de los demás y movilizarles hacia un propósito, como también influenciar de forma positiva y recordable en los demás. Y otras muchas aplicaciones y desdoblamientos de la emoción, a cuál más extraordinario. La clave es gestionar las emociones desde la razón, de ahí la relevancia de la inteligencia emocional y los extraordinarios réditos que da. Y más en las empresas, que no debemos olvidar son organizaciones humanas y por tanto de emociones. Y esas emociones también tienen un reflejo en la cuenta de resultados, aunque algunas empresas continúan omitiéndolo.

Es un debate apasionante el de la intuición-razón, cerebro-corazón, emoción-razón. A veces lo contraponemos, pero sin embargo la clave del éxito vital y profesional y en todas las facetas está en el trabajo y equilibrio entre ambas. Si vamos con el freno de mano del coche (razón), rigidez y lentitud; si pisamos mucho el acelerador (emoción), demasiado rápido y nos la pegamos.

Por todo lo explicado y más, uno siempre llega a la conclusión de que… ¡nuestra mente lo es todo!

Enlace a la entrevista: https://bit.ly/2KyBjJj






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