Siembra y cosecha son procesos claves para la industria
Llevar el alimento fresco del campo al envasado es un proceso de varias estaciones que empieza con el sembrado, el cuidado de la siembra y la cosecha, siempre teniendo en cuenta que lo cultivado debe llegar en el mejor estado posible a la industria para ser procesado y ser entregado al consumidor.
“Una siembra bien planificada puede proporcionar verduras frescas para envasar. El plan debe incluir el tipo de cultivos y la cantidad que debe plantar, fechas para plantar y una fecha aproximada para cosechar, un espacio para plantar cada cultivo, el espacio específico que debe dejar entre hileras y el uso de espalderas y otros soportes requeridos”, según El Manual de Jardineros Maestros de California.
La siembra es un proceso que debe ser llevado a cabo con cuidado y planificación, especialmente si el fin es contar con productos finales de calidad que se puedan ofrecer a la industria. Y luego del arduo trabajo de tiempo y dedicación para cultivar también es importante planificar la cosecha que es tan importante como la planificación de la siembra.
“Para sacarle el mayor provecho a sus verduras, coséchelas cuando estén a punto para comérselas y almacénelas de forma que conserven una frescura similar a la del huerto”, recomienda The California Garden Web. “Las verduras estarán más crujientes y frescas si las cosecha temprano por la mañana”, (cagardenweb.ucanr.edu).
Tras este proceso de siembra y cosecha, las frutas o verduras pasan a la industria donde enfrentar su mayor reto: convertirse en alimentos procesados para llegar al consumidor con la mejor relación de nutrientes, sabor y seguridad.
Medardo D’ámbrosio, director general de Proyectos y Ventas de Omnia Omega Packing, empresa líder en asesoría de equipos de envasado, etiquetado y empaque a nivel mundial, explica mejor este reto.
“Todos esos alimentos cosechados tienen microorganismos naturales propio de su hábitat. Y si bien es cierto que la mayoría de estos microorganismos no causan daño al ser humano hay otros que sí, y allí es necesario contar con máquinas industriales de alta tecnología para evitar que esos microorganismos pasen a los alimentos procesados”.
La inocuidad de los alimentos procesados que la industria entrega al consumidor es una de las mayores exigencias y aquí el concepto de limpieza debe estar muy claro. “Hay microorganismos como la salmonela que se deben eliminar de frutas y vegetales y por eso la etapa de limpieza, pasteurización y esterilización es super importante y las máquinas juegan un papel determinando en esto”, explicó.
Su experiencia con las máquinas de Omnia Omega Packing es que sabiendo la importancia de lograr la inocuidad en todo lo que se procesa están diseñadas para un estricto proceso de limpieza.
“En esta parte del proceso nuestros equipos garantizan la eliminación de estos organismos patógenos por tratamientos físicos de temperatura y presión, y tratamientos químicos como el uso de sustancias que se le agregan para aumentar la acidez como conservantes autorizados”, indicó.
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Proceso clave
Para lograr esa inocuidad en los alimentos procesados la industria se apoya en una moderna tecnología llamada Hot Filling o llenado caliente.
Consiste en un proceso para envasar jugos y bebidas a altas temperaturas para mantener lograr la inocuidad al tiempo que se mantienen propiedades nutricionales de los alimentos son conservantes o químicos. “El Hot filling es un gran aliado para eliminar microorganismos patógenos. Es una especie de pasteurización. El proceso debe ser combinado con un PH ácido para lograr un efecto seguro”, indicó D’Ambrosio.
Actualmente la tendencia del consumidor es a buscar alimentos procesados sin preservantes químicos de manera que el hot filling es una opción clave. Se usa para envasar jugos, aguas saborizadas y bebidas deportivas con un ph o nivel de acidez menos de 45.
El proceso de hot filling es el siguiente: la bebida se pasteuriza y se calienta entre 90 o 95 grados centígrados durante 16 o 30 segundos. Este proceso mata normalmente los microorganismos perjudiciales. En el paso 2 el líquido es enfriado y pasa al envase y se cierra el envase. En el paso 3 el envase ya cerrado se lleva a una estación de enfriamiento. Esto le permite al producto preservar su sabor y sus propiedades nutricionales. Finalmente la botella fría es secada y se le coloca la etiqueta.
“Para este proceso es indispensable que los parámetros de las máquinas sean los correctos y que los mismos sean chequeados constantemente. Hay que tener buenos equipos como los que provee Omnia Omega Packing”, indicó.
En este sentido indicó que las buenas prácticas para garantizar un producto inocuo y apto para el consumo humano dependen de que los equipos puedan garantizar formas de esterilización. “Nuestras máquinas cuentan con válvulas, sensores y flujometros que permiten controlar, graficar y almacenar la producción para que sea auditable. Esto le da tranquilidad al industrial sobre un tratamiento completo y adecuado para el producto”.
Explicó que también Omnia Omega Packing provee todo el adiestramiento necesario al personal para controlar el correcto funcionamiento de la maquinaria, pues aseguró que contar con un personal adiestrado es básico.
D´Ambrosio agregó que hay otro procedimiento también que sustituye al hot fill y es el llenado aséptico en frío, en el cual no se usan preservantes sino medios químicos como calor y presión. “Es lo más avanzado que hay en el procesamiento de alimentos y pocas empresas lo usan”, agregó. Ciertamente este tipo de llenado representa un desafío para el diseño de equipos para que este tipo de procedimiento se realice de forma adecuada y eficiente.