Siempre has utilizado bien esta herramienta y puede que no lo sepas
No, no me he equivocado en el título del artículo, entonces, qué mal gancho ¿verdad? ¿Qué interés puede tener que siempre haya usado bien algo tan cotidiano como el metro? ¡Pues claro que lo utilizo bien! ¡No tiene ningún misterio! Bueno, si eres de los curiosos como yo, quédate un rato conmigo y te cuento la historia.
Todos los veranos busco algo con lo que entretenerme, no puedo estar quieto, y aunque tengo muchas ideas pendientes para mis proyectos de friki loco: Watti On, sQRe o QuiZ... este año me apetecía algo diferente. Y me decanté por otro de mis hobbies: el bricolaje.
El proyecto consistía en crear 5 jardineras de unos 25 centímetros de ancho, una longitud total de 8 metros y casi un metro de altura. Uniéndolas entre sí, podría utilizarlas como elemento separador en la terraza. El proyecto era aparentemente sencillo, aunque me obligó a tirar de ingenio con algún que otro problema. Una vez resueltos todos, era cuestión de ponerse manos a la obra.
Medir, medir, cortar. Medir, medir cortar. Medir, medir, cortar... porque ya se sabe, “mide dos veces, corta una”, y cuando iba ya por lo menos por el corte número 50, medición número 100, empecé a dar vueltas a algo, que ya sabía hace años, pero que tenía olvidado:
Un metro de un metro, no mide un metro.
¡Bum! ¿Pero qué clase de trabalenguas es ese? Te lo explico. Realmente, mide unos milímetros menos, que es justo el tamaño de la lengüeta que ayuda a sujetar la marca en el extremo, pero es que además, esa lengüeta es movible, de tal forma que cuando se mide un objeto desde el interior se contrae, pero cuando se mide desde el exterior se estira para ganar justo esos milímetros de menos.
Puede que esto ya lo supieras, como he dicho al principio, solo los curiosos iban a seguir esta historia, pero reflexiona: ¿Te hacía falta saber esto para utilizarlo correctamente? ¿Has visto alguna vez un manual de cómo se debe utilizar el metro? El diseño de esta herramienta es tan perfecto, que no hace falta indicarle a la persona que lo está usando cómo tiene que hacerlo. Es lo que en informática llamamos: "Usabilidad"
Y ahora piensa: ¿Cuántos programas de los que has podido hacer son tan usables que no haya hecho falta explicar cómo funcionan?
Bueno, tranquilo, no te voy a aburrir con otras doscientas formas de cómo hacerlo, seguro que ya las sabes y en internet hay suficiente material que te va a ayudar a conseguirlo, pero de quedarme con un resumen de las cualidades que tiene que tener un proyecto, sería el siguiente:
Recomendado por LinkedIn
Limpieza, simplicidad y estructura.
No siempre lo conseguiremos, pero al menos merece la pena realizar ese esfuerzo. Y tú, ¿Sabías la función de esta lengüeta? ¿Qué recomendaciones sobre usabilidad sigues en tus proyectos? ¿Sabes de otra herramienta que tampoco necesite manual de instrucciones por su excepcional diseño?
Ahhh y bueno, para los curiosos, así es cómo quedaron las jardineras.