SIETE AÑOS CON SAMUEL
sábado, 16 de noviembre de 2024
SIETE AÑOS CON SAMUEL
"La ley de la vida debería ser que los hijos despidan a sus padres y les agradezcan por la vida", expresa mucha gente, pero sabemos que en la vida real no acontece de esa manera, sería lo "ideal", pero lamento decirles que no es así.
Tengo la fortuna de conservar la amistad de muchos de mis ex alumnos en esta mi hermosa profesión docente a lo largo de 37 años, es el regalo más hermoso que mi paso por la escuela me brinda, y de disfrutar de sus logros y retos de crecimiento, así como de sus momentos retadores, tristes e inconsolables.
Tal es el caso de mi ex alumno Pepo, a quién conocí hace 37 años cuando el era niño, y tenía aproximadamente 11 años de edad, yo era muy joven, tenía 20 años de edad.
Abraham, su compañero de promoción, informó al grupo de hermanos de la promoción "Juan Juvencio Peña García" de la muerte del hijo mayor de Pepo, su amado hijo Samuel.
Su partida repentina dejó en shock a toda su familia, seres queridos y amigos cercanos, quienes no entendían por qué un niño tan bueno, noble y sano había partido de esa manera tan sorpresiva e inevitable, tan dolorosa y llena de interrogantes de por qué la vida es tan injusta y se lleva a una criatura que recién estaba caminando por la vida 7 años, y que su inocencia de niño bueno era la alegría de sus padres, familiares y amigos del barrio y del colegio, esa recordada escuela Marianista donde también estudió su papi hace más de 30 años.
El jueves 14 de noviembre reciente acudí al velorio de Samuelito, abracé a mi querido ex alumno como cuando era un niño alegre y juguetón, pero esta vez no lo vi sonreír con esa sonrisa pícara y contagiosa que irradiaba cuando era niño, cuando ni en sueños se imaginaba que cuando "sería grande" iba a experimentar tal vez el mayor dolor emocional en su vida, el ver partir a su amado primogénito, el verlo dormidito en su ataúd blanco de madera, con su peluche favorito sobre su vientre, con la sala de velatorio lleno de flores blancas y tarjetas llenas de sensibles condolencias, con su maestra de aula y equipo de su querido colegio "San Antonio" del Callao, quienes le ofrecieron una canción que a el le gustaba interpretar en la misa: "yo la elegí" en homenaje y signo de fe hacía la virgen María de Nazareth, madre de Jesús.
¿Qué podría escribir sobre éste hecho? ¿Podría dejarte una enseñanza para ponerla en práctica? ¿Si tienes un hijo que es niño como lo fue Samuel, le podría suceder lo mismo? ¿Estamos preparados para "soportar" la muerte repentina de nuestro hijo amado?
Estas y otras interrogantes más pasan por nuestra mente cuando nos enteramos de una noticia tan sensible como ésta, y cuando así no tengas fe y no creas en Dios dices: "a mi no Dios mío", y sólo el hecho de pensarlo te acelera el corazón.
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Pues la vida nos pone en todo momento pruebas de diversa índole que así nos "mate en vida" deberemos afrontar, y si es bajo las circunstancias que comparto contigo, con la sensación de pensar que no es cierto, que todo esto es un sueño, una mentira, que prefiero ser yo quién se haya muerto no mi amado hijo, mi soldadito de hojalata que conquista mi corazón con su sonrisa, energía y deseos de vivir que todo niño demuestra y que nos llena de esperanza en un mundo mejor.
Samuel ya no está físicamente, pero han quedado grandes y bellos recuerdos de su paso por la vida, por esa experiencia humana que a veces no valoramos, inclusive los que son padres y que no son conscientes de la hermosa misión que la vida les ha puesto, que es la de formar y ofrecer al mundo un maravilloso ser humano que luchará con todo su corazón por dejar un mensaje de paz y de amor a toda la humanidad.
El niño Samuelito ya no está transitando por la tierra, se fue en este mes de noviembre, dejando un gran vacío, una grieta incurable en el corazón de sus padres, pero que ojalá con el paso de los días y de los años logren recordarlo como el más hermoso regalo que Dios puso en sus manos, y que no hay culpables, hay sólo vivencias, sólo recuerdos, sólo sonrisas y gratitud por el angelito bendito que posó su hogar cual paloma mensajera, y se quedó 7 años para hacer entender a los humanos que sean como niños, que no peleen o actúen con maldad y egoísmo, que se comprendan, que vivan con alegría y convicción que mañana será un día mejor.
Gracias pequeño: valiente de corazón, blanco como la paz.
Intercede por tus padres y familiares, no tuve el honor de conocerte con vida, solo te vi descansando rodeado de flores blancas cual nubes eternas, esa nueva nube donde ahora estás en la eterna vida espiritual.
Cuando se va un niño bueno, el planeta azul llora la partida del líder que pudo haber salvado al mundo de la maldad.
Ve con Dios ángel Samuel, intercede por tus padres para que vivan en paz...
Marco Antonio Malca Delgado
Sábado 16 de noviembre del 2024
18:20 pm