Sin ser del campo, fundó una cabaña y logró una certificación única a nivel mundial
Ezequiel Sack es cofundador y CEO de la cabaña Genética del Este, un emprendimiento que comenzó en 1992 junto a su mujer Silvina y que ahora se convirtió en modelo de ganadería regenerativa, siendo la primera cabaña bovina con certificación "B" a nivel mundial.
Su historia es particular, no surgió de una tradición campera sino que fueron ellos mismos los impulsores de un negocio que empezaron desde cero: “Lo que hacemos es por vocación. Mi familia no era de campo, mis padres son profesionales y me ayudaron económicamente para arrancar”, contó Ezequiel y resaltó que ser nuevos en esto les dio la soltura para poder innovar.
La cabaña maneja alrededor de 10 mil cabezas de ganado en aproximadamente 100 mil hectáreas distribuidas en campos de Chubut, Santiago del Estero, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires: “Estamos en campos que por la región no tienen otra aptitud y tenemos un tipo de ganado muy funcional, muy adaptado, muy pensado para una ganadería de pasto”, detalló.
Las razas que utiliza la cabaña son de acuerdo a las regiones: “Acá en Buenos Aires utilizamos Angus y Murray Grey, que es un Angus blanco que hemos traído nosotros de Australia hace más de 20 años, porque ese color refracta el sol y hace una economía de energía frente al estrés térmico de humedad y temperatura. Lo usamos también en campos de Santa Fe”.
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Cuando empezaron, enseguida notaron que la forma de producir no coincidía con su idea: “Vimos un veterinario, nos asesoró sobre qué genética comprar y cómo engordar los animales, luego vimos a un agrónomo que nos dijo que teníamos que modificar el suelo porque el que había no servía y ahí empezamos a encontrar inconsistencias. Nosotros teníamos un pedazo de ecosistema que había que tratar de potenciar, de llevarlo a su máxima expresión y había que tener un ganado que funcionara en esas condiciones, no un ganado que sea de otro modelo y tratar de encajarlo en el nuestro”, repasó.
La cabaña trabaja con una ganadería pastoril, donde la selección se hace en base a una respuesta del animal a la naturaleza: “La vara es la evolución, lo que han hecho todas las especies. Lo que hicimos fue traer un software australiano, que mide un montón de características (de desarrollo, facilidad de parto, de calidad de carne, de fertilidad) para orientarnos. No para proponer qué animal queremos y cambiarlo, sino para medir cómo va funcionando nuestra producción”.
Respecto al trabajo a campo, el dueño de la cabaña detalló que la rotación de animales se planifica de acuerdo a la época de crecimiento, el tiempo de ocupación de la parcela y el tiempo de descanso que va a necesitar para recuperarse: “La fortaleza del sistema está en la salud de las raíces. En algunos casos se fumiga las raíces para plantar una exótica. Acá la clave es que la nativa sea muy fuerte. Es al revés”.