¿Sirve solo adquirir competencias?
Hace ya bastante tiempo que un importante número de instituciones de educación han decidido transitar a un modelo pedagógico "basado en competencias".
Desarrollaron diferentes metodologías que básicamente apuntaban a lo mismo y que se pueden resumir con la siguiente secuencia:
- Levantar, desde el campo laboral, las competencias requeridas para tener un buen desempeño en un determinado puesto o área de desempeño.
- Escribir el "Perfil de Egreso (PE)" de la carrera.
- Validar el PE con la industria.
- Diseñar un plan de formación orientado a conseguir el PE declarado.
- Definir mecanismo de retroalimentación para evaluar el cumplimiento del PE.
Esto ha sido desarrollado con menor o mayor complejidad dependiendo de la institución. El modelo comenzó a ser incorporado en muchas instituciones sin duda fue un gran avance y aporte para los jóvenes que se querían incorporar al mundo del trabajo.
Sin embargo, tal como confesó Guy Leboterf en alguna reunión que tuve la oportunidad de intercambiar ideas con él, en la primera etapa del desarrollo del modelo hubo algo que no fue considerado. Tener competencias no necesariamente hace que sea competente.
Claro, si miramos la competencia como la suma de conocimientos (saber), habilidades (saber hacer), y actitudes (saber ser), esto no es suficiente para ser competente. Falta el "saber actuar e interactuar de manera pertinente".
¿Que significa esto según Guy Leboterf? Es la capacidad de saber elegir los conocimientos, habilidades y actitudes más adecuados para una determinada situación y combinarlos convenientemente para actuar de manera pertinente.
Esto es lo que hace más complejo el modelo por competencias. Necesitamos cambiar nuestra estrategia y proporcionar a los estudiantes actividades y ambientes de aprendizajes en los cuales puedan "actuar". Sí, es el estudiante el que debe actuar en la clase, no el docente. Si quieres saber si una determinada actividad está bien diseñada, solo debes observar quien es el que está actuando.
Cada vez es más importante entender esta ecuación, con la que podremos trabajar para desarrollar las actitudes que el mundo actual demanda. Cada vez nos importa menos el conocimiento que una persona tiene. No nos sirve de nada ser el que más sabe, si no sabemos actuar de manera pertinente.
Démos un descanso definitivo a la pizarra, al proyector y a toda herramienta que apoye al docente en la entrega de conocimientos, para dar cabida a los ambientes de aprendizaje, que permitan a los alumnos actuar y al docente ser un verdadero facilitador del descubrimiento, la creatividad, el trabajo colaborativo, la interacción con la tecnología y muchas otras habilidades altamente demandadas y poco consideradas en los planes formativos.