Soltar el «ego» para construir una gran cultura de empresa

¿Pueden las compañías pequeñas y medianas construir una gran cultura empresarial? o ¿Es algo reservado para «los grandes»?

Justo me reunía con un cliente estos días para conversar de marketing. Me contaba cómo en un momento crítico en el que casi tuvo que cerrar la empresa, su equipo de trabajo —personas que tenían varios años trabajando con él— lo auparon a seguir con la aventura... inclusive cobrando la mitad de su sueldo. Ese entusiasmo, hizo que tomara un nuevo aire y se animó a continuar con la compañía. Remontaron la cuesta y ahí están hoy, pujantes. Su historia me hizo reflexionar.

Recordé esa idea leída en los textos de Maturana, sobre las conversaciones y emociones que sostienen a una empresa. Sin duda lo que decimos y sentimos en relación a la empresa en la que trabajamos —o emprendemos— forman el «core» de una gran cultura empresarial.

Dejar el «ego» atrás para liderar la cultura

Que las personas que trabajan junto a nosotros demuestren ese entusiasmo, no ocurre al azar. Tiene que ver más con el liderazgo que podemos ejercer, ese que hace que las personas genuinamente quieran seguirte.

Como líder, debemos tomar muchas decisiones al día, inspirar al equipo y siempre ser, o al menos parecer, correcto. ¿Es posible dejar de lado el ego para liderar?.

Creo que sí. La humildad proviene de comprender no solo tus fortalezas, sino también tus debilidades. Ser humilde significa «darse cuenta» de que eres solo una parte de un todo mucho mayor. En ese «darte cuenta» seguro podrás tomar consciencia que solo, puedes hacer muchas cosas, pero junto a otros puedes llegar más lejos. La riqueza se esconde en lo que ocurre durante ese recorrido junto a otros.

Liderar una gran cultura empresarial, implica incorporar la capacidad de escuchar las conversaciones y emociones. Especialmente las que expresan en el equipo, inclusive cuando son diferentes a las nuestras y... nos duelen un poco en el ego.

Por qué tragarse el orgullo puede ser de vital importancia

Haz eso y podrás lograr mucho más de lo que piensas. Si puedes asegurarte de que tu equipo se sienta libre para desafiarte e incluso criticarte, naturalmente promoverás una cultura en la que los colaboradores se sientan libres de sugerir nuevas ideas y diferentes formas de hacer las cosas.

Se sentirán cómodos planteando problemas, haciendo comentarios y proponiendo cambios. Después de todo, cuando las personas se sienten cómodas diciendo «algo negativo» a la persona a cargo, definitivamente se sentirán cómodas al decir algo que creen que generará un resultado positivo para la empresa.

Es por eso que tragarte tu orgullo es tan importante. Aunque, también podemos decir trascender tu orgullo. Así, abrirás la oportunidad de construir mejores relaciones, de más confianza con tu equipo. En un entorno donde ganan las mejores ideas. Donde ganan los mejores resultados. Donde dar los pasos y trabajar en los proyectos correctos, enfocarse en los resultados, y no en los egos ni en las agendas, gana.

Dejando el ego atrás, las personas podrán sobrevivir a cualquier adversidad. Ese será el motor principal para alcanzar los resultados. Y también será una gran cultura empresarial.