Somos la mejor receta.

¿Cuántas veces te ha pasado que hasta que no has vivido algo en tus propias carnes, no eres plenamente consciente de todo lo que realmente te puede aportar?

A mí, muchas.

Ya lo dice el historiador Yuval Noah Harari en su libro, Sapiens.

Los humanos gobernamos este planeta, entre otras cuestiones, porque hemos sido capaces de organizarnos y cooperar a gran escala para conseguir objetivos comunes.

Pero esta cooperación no surge de la noche a la mañana. Las personas, antes de cooperar para llegar a una meta, debemos entender a la perfección los beneficios del fin por el que vamos a trabajar unidos. 

Entonces, si debemos entender en profundidad de qué manera vamos a salir reforzados de algo, la pregunta que deberíamos hacernos es: 

¿Qué hacer para que las personas seamos conscientes de los beneficios y desventajas de las acciones por la que se nos solicita una colaboración?

Bajo mi punto de vista, aunque pueda parecer un poco extraño, la respuesta a esta cuestión la tienen las croquetas de mi abuela. 

Sí, las croquetas de mi abuela. 

Cuando he vivido en mis propias carnes los enormes beneficios que le ha ofrecido a mi paladar esta receta, lo primero que he hecho, después de disfrutar el momento, es compartirlo con mi comunidad. Amigos, compañeros de trabajo y familiares han tenido que aguantar lo mucho que me gustan estas croquetas y, por supuesto, al aprender esta receta, la he compartido con todo el mundo. Ahora todos mis seres queridos saben que las croquetas de mi abuela están riquísimas. Algunos, incluso ni las han probado

Contestando, por lo tanto, a la pregunta inicial de mi reflexión en este artículo, en muchas ocasiones los prejuicios, la desconfianza o simplemente el desconocimiento no nos dejan ver las enormes oportunidades de algo. 

Para resolver esto, creo que, si vivimos más las cosas, podremos sentirlas más, disfrutarlas más y, por lo tanto, compartirlas más. Porque esto es justamente lo que necesitamos en momentos como este. Compartir y cooperar para poder generar pequeños cambios que puedan convertirse en grandes transformaciones.

Siendo fiel a esta forma de entender la vida, desde Trivu hemos querido unir dos mundos aparentemente muy distintos como pueden ser la gastronomía y la cultura corporativa. La semana que viene desvelaremos oficialmente más información, pero el programa se llama: “ÑAM”. Y os puedo asegurar que, “está para chuparse los dedos”. 

Y como nosotros de gastronomía, a parte de las croquetas ya mencionadas, sabemos más bien poco, nos hemos unido con la mejor persona posible a nivel profesional y personal. Fabián León. El chef, ha sido finalista de la primera edición de Masterchef y desde entonces se dedica a enseñar recetas rápidas, sanas y fáciles. 

Ahora más que nunca, a las empresas nos hace falta que los empleados seamos la mejor receta. Es decir, que vivamos y sintamos la cultura de primera mano. Porque solo así, una vez entendamos los placeres y beneficios que nos aporta, podremos crear catalizadores internos que potencien nuestra cultura y transformen nuestra organización.