Sostenibilidad o cómo sobrevivir con éxito en la economía del futuro

Sostenibilidad o cómo sobrevivir con éxito en la economía del futuro

La sostenibilidad vive, posiblemente, su momento más álgido. Desde que en 2015 todos los Estados miembros de Naciones Unidas (ONU) aprobaran la Agenda 2030 para impulsar la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), este concepto ha cobrado una relevancia especial en el núcleo de empresas públicas y privadas. Aun así, la sostenibilidad no es un término que haya surgido de forma repentina durante los últimos años debido a las llamadas de socorro del planeta.

En 1987, la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo de la ONU definió, por primera vez, el concepto de desarrollo sostenible como aquél que:

“Asegura las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para enfrentarse a sus propias necesidades”.

Ahora, tras más de 35 años incidiendo en la imperante necesidad de establecer un nuevo modelo de consumo que asegure la continuidad de nuestras riquezas y de los recursos que nos ofrece el planeta, las compañías y organizaciones se enfrentan al inmenso reto de transformar sus sistemas de generación de riquezas y empleo.

Aunque el término ha ido cobrando fuerza durante los últimos años, por su capacidad para crear un sistema económico y de consumo alternativo, este desafío no es exclusivo de los gigantes organizacionales que todos conocemos. Por un lado, la empresa privada, más allá de su tamaño o área, deberá iniciar un cambio de mentalidad y cultural para sembrar la semilla de la sostenibilidad en el centro de su estrategia; transformando por completo su esquema tradicional de generación de productos, riqueza y empleo. Por otro, los organismos públicos tienen ante sí el reto de desarrollar y desplegar políticas que impulsen la transformación sostenible de las empresas.

Más allá del cambio y de la inversión inicial que implica adoptar un modelo sostenible, nuestras estructuras económicas y sociales ya están inmersas en un proceso de transformación, fruto de una Revolución de base tecnológica y digital, que está mudando todo el paisaje en el que nos hemos desenvuelto durante las últimas décadas.

Por ende, si ya hemos abrazado el cambio en nuestras organizaciones, sería un error construir un modelo de negocio en el que la sostenibilidad no sea la raíz de nuestra estrategia empresarial. En esta línea, Jaime Romano - Socio de Procesos, Eficiencia y Riesgos de la consultora global de estrategia y marketing,  Grant Thornton- ha detallado que:

“Las empresas que entiendan los retos y los riesgos globales actuales, adapten sus modelos de negocio y gestionen su impacto empresarial, tanto positivo como negativo, tendrán mayores oportunidades de sobrevivir a largo plazo”.

Esta es una de las razones por las que la sostenibilidad y los objetivos ambientales, sociales y de gobierno (ESG) ya tienen presencia en las agendas de grandes corporaciones que han puesto en marcha sus procesos de transformación digital. De hecho, el estudio realizado recientemente por Boston Consulting Group “muestra que más del 60% de las empresas está considerando los objetivos ESG como un enfoque principal o un criterio clave para seleccionar y priorizar las iniciativas digitales”, mientras que más del 80% “planea aumentar sus inversiones en sostenibilidad”.  

Al factor de la Cuarta Revolución Industrial se suma otro elemento determinante para la supervivencia de cualquier empresa: los patrones de consumo. Aunque los comportamientos de los consumidores fluctúan con asiduidad - influidos por el factor generacional, la cultura de cada país y el modelo industrial- desde que la pandemia generada por el SARS-CoV-2 aterrizara en nuestras vidas, la sostenibilidad se ha convertido en un parámetro cada vez más relevante en las decisiones de compra de los consumidores a nivel global.

El Estudio Global de Sostenibilidad 2021, realizado por la consultora ya mencionada - Simon-Kucher & Partners-, a más de 10.000 personas en 17 países refleja que, a nivel global, los consumidores se conciben a sí mismos como agentes propulsores del cambio. En este sentido, la consultora detalla que, a nivel mundial, el 85% de los consumidores ha cambiado sus hábitos de compra en los últimos años para ser más sostenibles. Y es que, aunque el precio y la calidad continúan siendo los factores determinantes en las decisiones de compra, “la sostenibilidad se considera un criterio importante para el 60% de los consumidores a nivel mundial”.

Si bien hacer frente a la sostenibilidad, a la transformación digital e implementar un modelo cultural marcado por nuevos patrones no es nada fácil, poner en marcha la maquinaria para alcanzar este imperativo es posible y menos costoso cuando contamos con los conocimientos necesarios.

El reloj biológico del planeta exige un cambio de paradigma, una transformación a todos los niveles que, como recoge el Pacto Mundial, debe partir de un cambio de mentalidad. En esta nueva forma de concebir la rentabilidad de las empresas -que pasarán de un modelo lineal a otro circular- la formación de las personas será imprescindible para alcanzar el objetivo de producción ambiental, para lograr la consecución de los objetivos monetarios y, en definitiva, para garantizar la supervivencia de nuestra organización y la empleabilidad de las personas que la hacen posible. 

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