¿Te animás a resolver problemas complejos?

Imagina un mundo donde los problemas ambiguos y complejos se disuelven en soluciones simples y elegantes. Ya sea en ingeniería, negocios, arquitectura, o física, el poder de la narración no es una fantasía lejana sino un enfoque práctico. Tejer narrativas convincentes, puede superar los desafíos con mayor facilidad y motiva una mentalidad innovadora, ya sea de manera individual o dentro de tu equipo.

Contar una buena historia te convierte en quien mejor soluciona problemas, porque convierte temas que son complejos en algo más familiar. Al estructurar los desafíos como "dragones" y las soluciones como "tesoros", la narración nos obliga a simplificar el problema, aclarar lo que está en juego y alienta una comprensión compartida, mientras involucra y transforma a la audiencia, tanto emocional como intelectualmente.

Este enfoque no sólo mejora la creatividad y la colaboración, sino que también motiva y se enfoca hacia el objetivo, lo que en última instancia conduce a soluciones más efectivas e innovadoras.

El problema con la lógica es que acaba con lo mágico. La lógica nos limita y tenemos que ir más allá de la lógica.

"Las historias son datos con alma." -Brené Brown

Los números cuentan una historia, si se lo permitís, pero presentar un montón de hechos, solo datos, es la antítesis de contar historias. La cuestión es encontrar la historia en los datos. Cuando miramos los datos estamos buscando un cambio: pruebas de lo que pensamos que está ahí, o excepciones a lo que pensamos y lo contradiga, tendencias, o momentos de cambio o transición que cuenten una historia. Buscamos significado.

Hay dos partes necesarias, el proceso de creación de una historia y sus elementos necesarios de construcción, y otra parte es la estructura poderosa y simple de la historia resultante. Veamos primero la estructura.

La estructura

El uso de un marco narrativo básico ayuda a que las personas entiendan la información compleja que querés comunicar. Contar historias no sólo es útil para persuadir a otros, sino también muy valioso para reflexionar sobre información ambigua.

Es posible que se te ocurran un montón de ideas, pero sin una comprensión clara del problema que estás tratando de resolver. En el otro extremo, podés presentar varios temas diferentes que de alguna manera están relacionados, pero sin claridad sobre cómo se conectan, contradicen o complementan entre sí.

Una historia permite estructurar esta complejidad al resumir el problema en forma de una única pregunta general (una búsqueda) que conducirá a la solución. Una misión eficaz tiene sólo tres elementos: un tesoro, un dragón, y un héroe.

• Un héroe: el protagonista principal. Dependiendo del desafío, podría ser una sola persona, un equipo, un grupo ad hoc de proyecto, una unidad o un cliente.
• Un tesoro: la aspiración del héroe. Esto captura el objetivo primordial, ya sea transformar la empresa, expandirse a nuevos mercados, mejorar un equipo o cambiar de carrera.
• Un dragón: es el principal obstáculo. Ésta es la complicación que impide que el héroe consiga el tesoro. Un dragón convincente crea un gancho fuerte y una comprensión compartida del desafío que se debe enfrentar.

En conjunto, estos tres elementos definen la búsqueda, que toma la forma: ¿Cómo puede [el héroe] obtener [el tesoro], dado [el dragón]? Una misión funciona mejor con sólo un héroe, sólo un tesoro y sólo un dragón, de lo contrario es más de una historia. Cuando alguien está lidiando con varios dragones, es mejor preguntarse si hay un único desafío o si podría ser más sensato colocar a los diferentes dragones en marcos de problemas separados.

La clave para desarrollar un modelo útil es incluir todo lo que importa, pero sólo lo que importa. Así es como el enfoque narrativo ayuda a la resolución de problemas: proporcionando una forma sencilla de definir y aclarar el problema a resolver. Una descripción concisa de la misión puede conducir a una estrategia clara para seguir adelante.

La brevedad de la narrativa de búsqueda es parte de su fuerza. Ordenar expone el principal problema: los puntos ciegos, las limitaciones y los supuestos sobre la causalidad. Hace que sea fácil de compartir y desafía la lógica.

La simplicidad de la estructura también la convierte en algo fácil de recordar y útil para identificar lo que falta o es confuso en las presentaciones. Facilita decidir si la nueva evidencia requiere cambiar los actores principales, los objetivos o los obstáculos. En resumen, ayuda a filtrar la información de fondo para que podamos centrarnos en los componentes esenciales del problema.

Los ingredientes de la historia ayudan con preguntas difíciles como “¿Por qué yo? ¿Por qué esto? ¿Por qué ahora? ¿Por qué hasta ahora no…? ¿No te falta…? ¿Quién resistirá? …que son más fáciles de expresar y menos propensos a desencadenar una actitud defensiva cuando se expresan en términos de héroe, tesoro o dragón.

Finalmente, las historias exponen nuestras ganas de jugar. El lenguaje de las historias hace que los intercambios sean más atractivos. Es liberador y nos coloca en un estado de ánimo más expansivo y optimista al analizar los problemas. Despierta nuestra creatividad. Por supuesto que podríamos matar al dragón, pero ¿qué más podríamos hacer? ¿Evitarlo, neutralizarlo o convertirlo en un aliado?

Más allá de ser un desafío analítico, la resolución de problemas complejos es también un desafío para las personas. Requiere aportes, diferentes perspectivas, participación y aceptación de otras partes interesadas. Obviamente, integrar opiniones externas es importante a la hora de hacer recomendaciones para un curso de acción específico, pero es fundamental a la hora de decidir la forma adecuada de enmarcar el problema. Cuando la audiencia está de acuerdo con tu encuadre, resulta mucho más fácil persuadirla de tus soluciones.

El proceso

Un proceso de creación de una historia que te ayuda a crear un cambio que va más allá de la lógica, y no sólo ayuda a vender, sino también a cómo crear una presentación, cómo usarlo en un documento, en un correo electrónico, en un artículo que sea referencia en un campo particular, o incluso usar el proceso para estructurar la agenda de una reunión.

Este proceso de seis pasos es una fórmula muy simple y puede guiarte.

1. En primer lugar debemos crear una conexión con la audiencia, trabajar para alinear nuestras experiencias compartidas. Un gran ejemplo es la charla TED de Sir Ken Robinson, el primer minuto solamente conecta de una manera que los hace reír casi toda la presentación. Lo hace tan bien que se vuelve parte del público. Solo cuando logres materializar este primer paso de similaridad entre quién habla y quien escucha, será posible que tengas éxito en lo que quieres comunicar.
2. En segundo lugar viene el triunfo final, en esta búsqueda, qué pasará si lo logramos juntos, siendo todos “el héroe”, cómo se verá esa situación. Lo dejamos bien claro desde el principio. Si todo va según el plan, a dónde vamos a llegar. No estamos comunicando ideas, sino valores y beneficios. Quien escucha siempre piensa “¿qué hay para mí en todo esto?”. No es tu historia, sino la historia de la audiencia. Lo respondes en este segundo paso del proceso. 
3. El paso siguiente es la definición del problema, y debemos mostrar que tenemos muy claro cuál es el problema que queremos resolver, y es una definición compartida, al igual que la experiencia compartida. Todos estamos de acuerdo que el problema es éste. Y los desafíos y los obstáculos que son difíciles deben ser expresados, ahí está la historia, de lo contrario resulta aburrido. Tiene que haber cosas en juego, fracasar será doloroso.. Muchas veces vemos o escuchamos que es fácil o que no hay dificultad, estamos bien y vamos bien, pero eso no hace que la historia sea buena. Además en estos casos aparece la solución mágica que es lo que nos quieren vender, ¡qué conveniente!
4. El siguiente paso, es explorar las opciones y objeciones, las soluciones posibles que vamos a comparar y contrastar. También debemos explorar las objeciones que el público podría tener con nuestras soluciones. No podemos saltar directamente a ‘nuestra solución’. 
5. En el quinto paso del proceso queremos hacer que nuestra solución se vea real, es decir, no vamos a expresar cosas como cuántos miles vamos a gastar o ganar, o cómo vamos a integrar estos sistemas, sino que mostraremos la experiencia de un único usuario o cliente o consumidor. Lo hacemos real poniéndonos en su mente y contando cómo es su experiencia con este servicio, este producto, esta campaña, que sea nuestra solución al problema del paso anterior. ¿Qué ve en su smartphone? ¿Qué siente? ¿Qué escucha? ¿Cómo interactúa? ¿Qué le va a decir a sus amigos y a sus padres? Lo hacemos real llevándolo al nivel de una única persona y mostrando su experiencia. Show, don't tell. 
6. El último paso del proceso nos hace pensar en que podríamos dividir el mundo en dos tipos de personas que van a estar escuchándote o teniendo este contacto con la solución, esta experiencia. Hay personas que se alejan de algo y otras que se acercan a algo. Por ejemplo, dos personas al finalizar su horario de oficina podrían pensar “me voy porque quiero compartir tiempo con mis hijos” o “me voy porque si paso un minuto más aquí voy a enloquecer”.

Cuando hacemos presentaciones, cuando contamos historias, debemos tener una visión emocionante hacia las personas que se van a acercar a nuestra idea, y una visión segura hacia las personas que se alejen. Considerar ambos mundos. No solo usaremos lenguaje como "emocionante, innovador, nuevo, dinámico, nadie lo ha hecho antes, es revolucionario", sino también “probado, probado con seguridad, libre de riesgos”. 

Es necesario darles a ambos tipos de personas la sensación de que terminan en un buen lugar.

Conclusión

La resolución de problemas que incorpora la narración no es sólo una estrategia eficaz, sino transformadora. Dominar el arte de las historias te va a ayudar a afrontar desafíos con nueva creatividad y claridad. Empieza hoy a tejer tus historias y  convertite en la persona que crea soluciones a los problemas. 

La próxima vez que surja un problema complejo, la mejor solución podría comenzar con "Había una vez..."

Hay sillas disponibles.

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