¿Te atreves?

¿Te atreves?

Como seres humanos, nuestra existencia está fuertemente delimitada por todos aquellos condicionantes que hemos ido adquiriendo e integrando en nuestra personalidad a lo largo de nuestra vida, a través del conocido como proceso de socialización.

 

Estos condicionantes los hemos aprendido a través del aprendizaje vicario y lo hemos integrado en nuestra personalidad a través de la repetición y el refuerzo ambiental, todo esto, por supuesto, de manera inconsciente y como forma de “aprender” a proceder en el marco socio-cultural en el que nos hemos desarrollado como personas.

 

Es decir, en un momento de nuestra vida, seguramente durante la infancia, dimos por supuesto que una determinada manera de pensar, sentir, expresar o actuar era la acertada, ya que nuestras personas de referencia la repetían de manera sistemática y la adquirimos como propia, validándola e incorporándola a nuestro repertorio psico-emocional de respuestas, como si de un programa informático se tratase.

 

Ahora, habiendo dejado atrás a aquel niño o niña que un día fuimos, toca hacernos conscientes de que todos estos condicionamientos pudieron sernos útil durante un tiempo o periodo de nuestra vida, sin embargo, tanto nuestra evolución personal como la evolución de la sociedad en su conjunto, requiere de nosotros y nosotras que actualicemos nuestro repertorio psicológico para poder ser, estar y responder en nuestra relaciones sociales y personales de una manera adecuada al nuevo contexto socio-cultural en el que nos encontramos. Al igual que todo programa informático debe ser actualizado para poder seguir funcionando de una manera óptima y adecuada a las nuevas necesidades y demandas.

 

El hecho de no hacerlo, nos aboca como personas al estancamiento individual y a la obsolescencia social. De la misma forma que no usarías un teléfono móvil de hace diez años, porque no responde a tus necesidades actuales, tampoco deberías seguir usando determinadas conductas o patrones de pensamiento o relación que limitan tu crecimiento o son dañinos para ti o la gente que te rodea.

 

El “yo soy así” es una trampa, un auto-engaño en el que nos escudamos para no asumir la responsabilidad de nuestro crecimiento y desarrollo personal, para no asumir la responsabilidad de nuestras relaciones ni de nuestra vida, esperando, en un juego neurótico y engañoso, a que los demás cambien para que se ajusten a nuestros deseos o expectativas, sin ser conscientes de que nadie vino a este mundo a cumplir tus expectativas, igual que tú no estás aquí para cumplir las expectativas de nadie.

 

Tu única misión en la vida es aprender; aprender a quererte y querer. Aprender a crecer y desarrollarte tanto como desees. Aprender a perdonarte y perdonar. Aprender a vivir, aunque duela, aunque haya miedo, aunque a veces cueste seguir adelante...

Aprender que la vida es un suspiro de tiempo que nos ha sido regalado por gracia divina y que nuestro paso por este mundo es demasiado rápido... Tu única misión en la vida es atreverte, atreverte a vivir...

 

...¿Te atreves?...

-José María González-

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