¿Te gustaría tener el poder de ser invisible?

Siempre he pensado que uno de los mejores superpoderes sería el de ser invisible.

Pero cuando uno se vuelve invisible en donde trabaja, pues ya no está tan cool. Piensa en esos compañeros de trabajo que son invisibles. Hacen su trabajo, calladitos, nadie los nota, no los toman en cuenta frecuentemente: ahí están, pero no hacen la diferencia.

Estoy convencido de que el trabajo es una oportunidad para hacer cosas nuevas. Para crecer. Para lograr cambios. Para dejar huella. Y también estoy convencido de que tú tienes muy buenas ideas que harían todo eso.

El problema con las ideas, por muy buenas que sean, es que implica que la gente haga dos cosas que odia: esfuerzo y cambio. Todo el mundo anda lleno de trabajo e implementar tus ideas les genera más trabajo, más esfuerzo y los obliga a cambiar, y eso no le gusta a nadie.

Pero en realidad, el problema no es ni la idea ni la gente. Es no saber vender tu idea. Hay algo que la gente odia más que el esfuerzo y el cambio. Odia tener problemas. Y si tu idea soluciona uno, será bienvenida.

Plantea tus ideas empezando por poner un problema sobre la mesa. Un problema que le importe a quien te escucha. Y luego, plantea cómo podrían solucionarlo. Es más: hazlo socio de la solución, que se sienta que esa es también su idea. Ayúdale a ver cómo se pueden superar los obstáculos potenciales y verás cómo tu idea empieza a tener vida, a hacerse realidad.

Empieza a vender tus ideas, a lograr cambios, a dejar de ser invisible.

EL RETO DE LA SEMANA

Saca del cajón del olvido una de esas ideas que sabes que podrían funcionar muy bien y atrévete a planteársela a tu jefe. Recuerda empezar por el problema y luego sí decir cómo se podría solucionar.

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