Teletrabajo, ¿obligación circunstancial u oportunidad de cambio global?
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Teletrabajo, ¿obligación circunstancial u oportunidad de cambio global?

El concepto de trabajo ha evolucionado considerablemente en los últimos años, gracias al fenómeno de la globalización. Como consecuencia de ello, el concepto de teletrabajo se ha transformado también y ha adoptado nuevos rasgos que la revolución tecnológica y la invención de Internet han traído consigo.

Se escucha hablar cada vez con más frecuencia del teletrabajo desde un nuevo punto de vista, redefinido como "trabajo distribuido", una noción muy presente en empresas tecnológicas como Wordpress, sin ir más lejos. Uno de los desarrolladores y fundadores de este gigante de las páginas web, Matt Mullenweg, explica en este podcast cómo la nueva idea de trabajo distribuido favoreció el desarrollo y crecimiento de su empresa a gran escala.

Lo que define el trabajo distribuido es lo siguente:

  • No hay una sede u oficina central, los trabajadores ejercen su trabajo desde casa o desde espacios de coworking.
  • Se da preferencia al trabajo asincrónico, es decir, el horario de trabajo es flexible y cada uno trabaja la cantidad de horas que estime necesarias para cumplir con los objetivos fijados.
  • Sustitución de reuniones presenciales por intercambio a través de plataformas basadas en chats, tipo Slack.
En el trabajo distribuido, la idea de tener que trasladarse físicamente a la oficina para poder trabajar queda totalmente obsoleta, siendo posible desarrollar la actividad laboral allá donde el trabajador se encuentre.

El trabajo distribuido funciona especialmente bien en el sector de la conocida como "economía del conocimiento" o "economía del saber" . La economía de lo intangible, como también se le ha llamado, es una nueva fase en la historia económica postindustrial que habría comenzado en la década de 1990. Algunos ejemplos de trabajadores de este sector son los ingenieros, los científicos, los desarrolladores de software, los diseñadores o incluso los profesores.

Vamos con algunos de los aspectos positivos del trabajo distribuido:

  1. Efectos positivos en la naturaleza. Cuando parte de la población no necesita desplazarse para trabajar, la naturaleza lo siente y se percibe en la mayor presencia de animales en espacios urbanos. Sin ir más lejos, desde que empezó el confinamiento a raíz del brote de coronavirus, muchos animales se han apoderado de los espacios urbanos. Por ejemplo, diversos tipos de aves han vuelto a los canales de Venecia, o en la capital de Europa, Bruselas, es llamativo observar cómo los patos y las palomas han tomado las calles y se dejan ver más que nunca. Siguiendo en esta línea, en este artículo de la web científica Futura Science, podemos ver la Tierra desde el espacio antes y después del confinamiento a través de una serie de fotografías tomadas por los satélites de la constelación "Planeta". En ellas, se observan fácilmente los efectos del confinamiento en la actividad económica y humana en diversas partes del mundo. Muestra de ello es la ausencia de personas, de coches y hasta el cambio en el color del agua de los océanos.
  2. Reducción de gases de efecto invernadero. Una investigadora canadiense afirma en la versión digital de Radio Canadá que el teletrabajo podría ayudar a lograr reducciones sustanciales de gases de efecto invernadero, gracias a la considerable reducción en el uso diario de automóviles.
  3. Aumento de la solidaridad a través de plataformas en línea. Practicar deportes y otros tipos de actividades, como cursos de idiomas, de cocina o de manualidades, es más fácil que nunca a través de plataformas virtuales como, por ejemplo, YouTube. En Bélgica, la televisión francófona, la RTBF, ofrece también la posibilidad de hacer cursos gratuitos en línea para practicar deporte desde casa.
  4. Aumento de las llamadas a la inteligencia colectiva. A través de eventos virtuales conocidos como los "hackathons", se busca que la gente haga uso de sus conocimientos para proponer soluciones a problemas de actualidad. Muy recientemente, se han organizado diversos hackathons para buscar soluciones en la lucha contra los efectos del coronavirus a través de la distribución de proyectos específicos para hacer frente a problemas concretos que afectan a variedad de grupos sociales: niños, padres que trabajan desde casa, ancianos, discapacitados, etc. Uno de los primeros eventos de este tipo que se llevó a cabo en las circunstancias actuales fue el hackathon #versusvirus, organizado por el Gobierno Suizo durante el fin de semana del 5 y 6 de abril. Le siguió otro organizado por la Universidad Politécnica de Madrid y, durante el fin de semana del 25 y 26 de abril, se está desarrollando el hackathon paneuropeo llamado #EUvsVirus, organizado por la Comisión Europea.

Por otro lado, es necesario también destacar ciertos aspectos negativos del trabajo distribuido:

  1. Para aquellos que su trabajo les permite teletrabajar, no hay problema, pero ¿qué pasa con la gente que vive al día? Esta situación es un verdadero desafío para ellos, ya que en su caso el teletrabajo no es una opción. Lamentablemente, para trabajadores como los artesanos, los vendedores ambulantes o cierto tipo de artistas el trabajo distribuido supone una puesta en jaque a la que les llevará tiempo hacer frente.
  2. Otro impacto negativo del trabajo distribuido podría verse en sectores de la economía basados en el movimiento y el desplazamiento de personas, en ámbitos como la restauración, el turismo, la construcción, el comercio, etc. La eventual reducción del movimiento de la gente en sus propias ciudades o pueblos, o hacia nuevos destinos, debido a la prevalencia de la tendencia a quedarse en casa, podría afectarles negativamente.

Ya para terminar, me gustaría hacer una llamada a la inteligencia colectiva lanzando una pregunta sobre uno de los grandes desafíos de la actualidad. En mi opinión, ha quedado demostrado que el futuro está, sin lugar a dudas, en la economía del conocimiento y en el trabajo distribuido a nivel global. Sin embargo, ¿qué podemos hacer los que ya formamos parte de este sector para facilitar la transición de otros sectores económicos hacia la economía del conocimiento? ¿Es razonable y realista aplicar el trabajo distribuido a todos los sectores económicos teniendo en cuenta no sólo la actual pandemia de coronavirus, sino también otros fenómenos globales como el cambio climático? ¿Qué alternativas podrían plantearse a medio plazo para aquellas personas que viven al día?

Ver artículo en InfoArtesanado.com

Rosa M. Romero

Rosa María Romero Pérez

Especialista en Comunicación Digital | Redacción y gestión de contenidos en inglés, italiano y francés | Ser sostenible es una actitud

4 años

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