Toda acción cuenta para la sostenibilidad

Toda acción cuenta para la sostenibilidad

Quienes trabajamos en temas de sostenibilidad a veces queremos que las empresas nos sorprendan con acciones milagrosas y olvidamos que este camino tiene una inmensa riqueza que inicia con las pequeñas acciones. Siempre recuerdo la estrategia de Mark & Spencer del DOT-DAT (de las siglas en inglés Do One Thing - Do Another Thing) y caigo en cuenta que lo importante es mantenerse en movimiento haciendo cosas. También solemos olvidar que estamos llamados a la acción, no a la crítica y a la conversación, y es muy común que nos quedemos en el discurso de lo que se debería hacer y no pasemos a las acciones cotidianas.

Hace unas semanas hacía una invitación a algunas de esas acciones cotidianas que podemos hacer, para no sólo quedarnos con que separamos nuestros residuos, sino que fortalecemos nuestra mente tomando mejores decisiones día a día y en la cotidianidad. En mi caso, después de llevar un tiempo hablando sobre la contaminación y los hábitos nuestros junto con el tema de la generación de impactos positivos, recientemente he empezado a hacer un ejercicio, de esos que se pueden clasificar de pequeñas acciones pero que indudablemente tiene un impacto mayor.

Aprendí de uno de mis maestros, el recordado Fr. Francis Wehri, lo importante que llega a ser el recoger la basura de otros, ya sea que la dejaron por olvido, por su cultura (costumbre) o por sus valores. Al final la basura también es nuestra porque está afectando nuestro hogar en común y porque a la vez nos enseña a salir del individualismo en el que andamos por la vida y ganar en amor al prójimo al preocuparnos por otros y crecer en humildad y empatía.

Por supuesto siempre me he ocupado de mi propia basura y ahora que tengo hijos me encargo de la de ellos y de enseñarles a hacer de la botada de la basura un buen hábito que debo decir que mi hija de cerca de 2 años ya domina. Hace poco he iniciado mi nueva acción que ocurre durante los entrenamientos de fútbol de mi hijo en un parque que hace parte del espacio público de la ciudad y que está ubicado a un caño, que en realidad es una pequeña quebrada que la ciudad canalizó y que a la vez es un afluente de un sistema de humedales del norte de la ciudad. Aprovecho para mencionar el trabajo que aún tiene la empresa de acueducto sobre este caño en el que aún se pueden apreciar conexiones erradas del alcantarillado y que se mezclan con el sistema pluvial, a la vez que sigue siendo un lugar en el que se arrojan residuos y se acumulan otros que son arrastrados por el viento, como es el caso de la basura que arrojan en el parque.

Mi tarea, mientras mi hijo entrena, se ha convertido en recoger la basura de otros en un espacio de unos 150 metros cuadrados. Todos los sábados logro recoger envolturas, tapas, servilletas, papeles y otros objetos que terminan llenando el pasto donde no sólo entrena mi hijo y más de 100 niños más que ocupan esos espacios durante la semana y los fines de semana. Por supuesto se ha convertido en una oportunidad de enseñar a otros con el ejemplo y en primera línea tengo a mi hijo que me suele mostrar los papelitos y envolturas que alcanza a ver y sus preguntas de por qué botaron esto y aquello, a la vez que también hace juicios sobre las personas que no le recogen el excremento a sus mascotas y convierten del espacio de entrenamiento en un campo "minado".

Otros padres miran con apatía y otros tantos se aferran a las envolturas de lo que consumen mientras sus hijos entrenan. Algunos miran con sorpresa y aunque no preguntan del por qué hay que recoger la basura de otros responden a sus hijos que absorben el conocimiento casi que instantáneamente y en su reflejo terminan haciendo lo propio con la basura que encuentran en su camino. Y aunque recojo menos de 1 kilogramo de basura, que no es mucho frente a los 8 millones de toneladas de plásticos que ingresan anualmente a los océanos, estoy realizando una acción que tiene el potencial de volverse exponencial y que con la contribución de todos genere ese cambio que necesitamos. Aquí lo importante es perseverar y no decaer... ah, y dejarse sorprender al ver el cambio que se logra sin tener expectativas. Termino diciendo que creo más en este tipo de acciones que en las campañas puntuales que se realizan para limpiar el país, las playas y todos los demás territorios que hemos ido invadiendo de basura, por lo que les extiendo la invitación a generar su aporte constante en aquella pequeña causa que quieran liderar.


Javier Sánchez Portela

Director Ejecutivo de ARCORES Internacional y Haren Alde

7 años

Lastima que le sigamos dando la autoria de este inteligente y motivador proverbio africano a Galeano

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