Today: Tomato Lesson
Hace un tiempo, no muy lejano, la vida me cruzó con una persona.
A primera vista nada podíamos tener en común. Yo, muy Paternal, aquella persona. muy Cañitas. Tan distintos que, en algunas circunstancias, este ser llegó a decirme: “¡Basta Analía, no sos un pibe!”.
En otras, yo interrumpí conversaciones simulando un gesto de dolor con la frase: “¡BANCÁ! Se me estalló el chetómetro.”.
Hace ya un tiempo que mi compromiso con la diversidad me llevó a no guiarme por las primeras impresiones. Creo y siento que es más enriquecedor abrirse a conocer que en enfocarse en catalogar. Sorpresivamente, esa persona que me había encontrado era alguien sin sesgos.
Fue así como, entre charlas, MUCHAS RISAS, mates y alguna que otra bebida carbonatada, un día, sin saber cómo, llegó a mi casa con plantines de tomates y zanahorias para sembrar en un cajón huertero que tenía descuidado en el fondo de mi casa.
De esto, ya pasaron más de dos meses y quiero transmitirles algunas enseñanzas que coseché en este tiempo.
La primera, y más importante: ser hospitalarios con la diversidad es el camino para engrandecernos personal y profesionalmente. Si dejamos de enfocarnos en lo que nos distingue, la experiencia de aprendizaje y crecimiento es un viaje hermoso.
Segunda: les conté que trajo zanahorias y tomates. Las zanahorias nunca prosperaron. Pero un fracaso no nos hizo claudicar, los tomates seguían evolucionando. Se aprendió del fracaso y se valoró que había una gran probabilidad de éxito.
Tercera: quien plantó los plantines no volvería a verlos hasta casi dos meses después, sin embargo, crecieron y están dando muchos frutos.
¿Qué nos enseña esto? La importancia en el éxito de los proyectos es saber transmitir propósito. Los liderazgos más destacados que conocí no necesitan de un micromanagement para asegurar logros. Por el contrario, su gran habilidad es la de inspirar pasión por el propósito. Y yo babeo cada vez que veo cómo crecen mis tomates.
Cuarta: establecer KPI claros e identificar riesgos.
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Los indicadores eran simples y claros. Riego a diario y monitoreo del crecimiento. Llegada una fase del crecimiento, ponerles tutores. Requerían constancia y atención.
Muchas veces, procrastinamos tareas simples por tediosas o porque las subestimamos. Y, generalmente, son esas sencillas tareas las que son la clave de éxito. Constancia y perseverancia.
Identificación de riesgos: con dos hijos y un mundial encima, la pelota amenazó varias veces con liquidar el proyecto.
Hubo que identificar y conocer a los stakeholders, entender cuáles eran sus intereses y negociar de forma de que vivan su pasión mundialista sin amenazar el proyecto. Diálogo, empatía y negociación.
Cierro con la última reflexión, la vida está llena de momentos que pueden ser una oportunidad.
Una que nos invite a aprender, reflexionar, crecer y muchas otras cosas más.
La actitud que le pongamos tiene el potencial de transformar esas oportunidades en una experiencia.
En este caso, unos simples tomates fueron las excusas para reforzar y reflexionar sobre algunos conceptos.
En ese sentido, vuelvo al prisma de la diversidad donde la invitación es siempre a activar la curiosidad y vaciarnos de preconceptos.
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1 añousaste una palabra clave y que, a mi entender, debería figurar en toda definición que se practique del arte de liderar: inspirar.