Todo se ha hecho por tu bien
En China, durante la dinastía Qin (221-206 a.C.), se utilizaban huellas dactilares en documentos oficiales como una forma de verificación de identidad. Este método se considera una de las primeras formas documentadas de biometría.
Los romanos realizaban censos detallados para registrar a la población, lo cual incluía información sobre nombres, propiedades y estatus social.
Este sistema no solo ayudaba en la administración del imperio, sino también en la identificación de individuos para propósitos fiscales y militares.
En la Primera Guerra Mundial, los servicios de inteligencia comenzaron a desarrollar identidades falsas para sus agentes.
Esta práctica incluía la creación de documentos falsificados, antecedentes laborales y familiares inventados, y otros detalles necesarios para que un espía pudiera operar detrás de las líneas enemigas sin ser descubierto.
En estos días, Amazon, junto con las autoridades de transporte del Reino Unido, utilizó tecnología de reconocimiento facial en estaciones de tren. Los pasajeros no lo sabían.
Con algoritmos avanzados de aprendizaje automático, fue diseñada para detectar la edad, el género y, al analizar las expresiones faciales y otras señales no verbales, el sistema puede identificar a pasajeros que podrían estar angustiados o agitados, ayudando a prevenir conflictos o emergencias.
Siempre existió el interés de los gobiernos y las empresas en saber todo sobre nosotros y más, si pudiesen.
Las técnicas de reconocimiento facial se usan hoy en los celulares, bancos y muchas otras aplicaciones para identificar al usuario.
De manera voluntaria o involuntaria estamos entregando nuestros datos.
Ya hay falsificaciones donde los hackers simulan el rostro y la voz en una videollamada.
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¿Somos conscientes de lo que está sucediendo?
No podemos ignorar más las cuestiones sobre la privacidad y la protección de datos de cada uno de nosotros.
A los medios digitales de pago que permiten conocer el movimiento del dinero, las transacciones de criptomonedas que incluyen información sobre las direcciones de las billeteras involucradas, los seguimientos de nuestros comportamientos a través del celular, ahora le sumamos la biometría.
Todo bajo el pretexto de que cada ser humano sea más libre. ¿ En serio ?
La realidad es que muchas de nuestras informaciones personales ya están en manos de múltiples entidades supranacionales, y el hackeo de las bases de datos es muy común y se comercializan sin tapujos.
La tecnología es una herramienta poderosa tanto para la protección como para la vigilancia.
En nombre de la seguridad y la conveniencia de otros, estamos construyendo un mundo donde la privacidad es un lujo del pasado.
Pero no lo olvides.
Todo se ha hecho por tu bien.
¿ Lo habías pensado ?
¡ Hasta la próxima !