¿Trabajás desde tu casa?

¿O sos home officer o trabajador remoto o trabajás online? Te saludo con la pregunta que todos estamos usando últimamente, ¿Y, cómo la vas llevando? Ya avanzados en la cuarentena y sea la interpretación personal que quieras darle a la pandemia estás trabajando desde tu casa. Y trabajás a contrareloj. Pasados tantos días desde que comenzó el aislamiento social obligatorio si vos creés que va para largo, o si querés que sea tu modo de vida de cara al futuro, empezá a cuidarte. Sí, cuidate porque como trabajador independiente, freelancer o home officer tenés que saber que vos sos lo único que tenés, que casi todo depende de vos y que no hay piezas de repuesto.

¿Cuántas veces al día te recargás? ¿Te alcanza la batería para todo el día? ¿Y si te recargás, cómo lo hacés? 

Estoy segura que muchas veces al día te enojás pero también estoy segura que no sabés que el enojo tiene mucho que ver con el cansancio, con no ver las posibilidades ni los recursos, pero tené en cuenta que a tus clientes, cualquiera que sean, no le servís enojad@. Es el momento de ponernos límites porque cuando hay un gran cansancio empezamos a ver todo negro, nos amenazan las quejas y aparecen las conversaciones negativas.  

¿La silla que estás usando es buena? Pensá que estás allí más de 8 horas. ¿Cómo te va con las conexiones? Hablamos todo el día desde diferentes plataformas y al final del día nos duele mucho el cuerpo, la cabeza y la garganta. No es lo mismo una reunión presencial que una reunión por cualquier plataforma virtual porque tenemos que poner mucha más atención a cosas muy diferentes que antes no teníamos en cuenta y entonces estamos en estado de alerta todo el tiempo. ¿Estado de alerta, te suena?. Tampoco nos vemos bien porque no nos estamos vistiendo bien, no nos estamos mirando a ningún espejo -y tampoco nos están mirando mucho, aceptémoslo.

Vos sabés perfectamente lo que tenés que hacer, sabés que te tenés que levantar cada hora y estirarte, ir a buscarte un vaso de agua o un té, pero no lo hacés, pensás que te va a alcanzar la energía, pensás que ya está, que te faltan cinco minutos, que la reunión ya va a terminar, que en la planilla ‘solo me falta una línea’. 

La conducta no cambia con la información, la conducta cambia con acciones. 

No te cuelgues en conversaciones tóxicas con personas que te piden demasiado, que solamente se quejan; no uses tu tiempo de trabajo para engancharte en conversaciones en la que vos te sentís ‘obligada’ a escuchar pero en las que no te sentís escuchada. Repasá tus límites, fijate expectativas diarias que puedas cumplir, hacé tu agenda la noche anterior, elegí lo que vas a hacer y NO HAGAS NADA más. Literal, NADA MÁS. 

Si lográs tener más energía vas a tener mejores pensamientos y eso va a cambiar tu estado de ánimo para vos, para los que están con vos y para tus clientes. Si podés trabajar en tu mente, el cuerpo responderá y viceversa, porque no hay cuerpo sin mente ni mente sin cuerpo. Lo que bien-hacemos por nosotros repercute en todos nuestros dominios.

Todos los días al levantarnos elegimos la camisa o el pantalón, el café o el mate, el perfume o la colonia y para el final del día habremos tomado cientos de decisiones. Hacé que sean buenas, que te ayuden a crecer y a aceptar tus límites.

¿Qué pequeña acción que dependa completamente de vos y que sea tan pequeña que  nada te impidiera hacerla comenzarías a hacer hoy para cambiar un solo hábito? 

El compromiso de estar presente en nuestras vidas se traduce directamente en la calidad de profesionales que somos.