Trabajar con millennials… ATR!

Tienen expectativas, estilos y objetivos diferentes a los que están acostumbradas las compañías. Quieren horarios flexibles, equilibrio entre vida profesional y vida personal, trabajar por proyectos, sentirse vitales y únicos dentro de un equipo. Buscan ser parte de algo más grande, que no es sólo la empresa sino la comunidad y el mundo. Bienvenidos al universo laboral de los millennials! Acá les cuento un poco más...

¿Qué tienen para aportar los millennials a la cultura de las organizaciones?

Trabajar con Millennials genera a las compañías un entorno desafiante. Además de distintos estilos y objetivos profesionales, ellos también aspiran a contribuir a un propósito social y no sólo económico. Si hay alguno en su empresa, seguro les habrán pedido algún que otro home office o días libres para viajar. Son originales, talentosos y disruptivos, pero nómades: no aspiran a permanecer por años en un mismo lugar. ¿Qué hacemos?

Frente a estas situaciones, las empresas tratan de “domesticarlos” ofreciéndoles un plan de carrera o invertir en programas de capacitación. Y si alguno decide irse, lo consideran una traición. Pero no entienden que estos desprendimientos son inevitables y es necesario mirar el lado positivo: mantener el vínculo significa tener aliados que exportarán la cultura de la empresa a otros ámbitos, creando nuevas redes de colaboración.

Estos nómades oxigenan y polinizan las redes humanas, crean nuevos lazos, contagian los valores y saberes que aprendieron, y traen nuevas propuestas como proveedores o potenciales clientes.

Los líderes y los directores de RRHH se suelen molestar por la pérdida de tiempo, recursos y energía que se invirtió en capacitarlos. Sus jefes se preguntan: ¿Qué hacemos con ellos? Son la fuerza laboral del presente. ¿Habrá que aceptarlos y cambiar algunas dinámicas de la empresa? Estos personajes que nos amenazan con su estilo descarado, son más independientes, pero también están más disponibles para la conectividad y la colaboración. Y tienen para ofrecer lo que muchas veces hace falta en las compañías más tradicionales: pasión, creatividad, innovación.

La clave está en integrar a las generaciones, los géneros y los modelos mentales. Hacer jugar en armonía identidad con diversidad, pertenencia con apertura, experiencia con audacia, tradición con innovación.