Trazando el rumbo con una estrategía de navegación
No hace mucho tiempo ni muy lejos de aquí, entendí que no es el tamaño de un proyecto lo que determina o condiciona su aceptación, apoyo, y éxito, sino el tamaño del líder. Desde entonces, la frase "cualquier persona puede gobernar el barco, pero se necesita de un líder para trazar la ruta" se ha constituido como una fuente de enseñanza sempiterna que más atesoro al igual que la siguiente historia;
En 1911, dos grupos de exploradores emprendieron una misión increíble. Aunque usaron estrategias y rutas totalmente diferentes, los líderes de los equipos tenían la misma meta: “ser los primeros en la historia en llegar al Polo Sur”
Uno de los grupos, fue dirigió por Roald Amundsen. Antes de la salida de su equipo, él había planeado su viaje con mucho esmero. Estudió los métodos de los esquimales y de experimentados viajeros, y determinó que su mejor plan; sería transportar a todo su equipo y todas sus provisiones en trineos tirados por perros. Su estrategia era muy sencilla, los perros harían la mayor parte del trabajo, mientras su equipo avanzaba de quince a veinte millas en un periodo de 6 horas cada día. Esto daría suficiente tiempo tanto a los perros como a los hombres para descansar cada día, después de una jornada.
La previsión y la atención que Amundsen dio a los detalles, fueron increíbles. Él había considerado detenidamente todo aspecto posible del viaje. Y, obtuvo buenos resultados. El peor problema que sucedió en el viaje, fue que, a uno de los hombres se le infectó un diente y tuvieron que sacárselo.
El otro equipo de hombres, fue dirigido por Robert Scott. La expedición de Scott fue la antítesis de la de Amundsen. En vez de usar trineos tirados por perros, decidió usar trineos motorizados y caballos. Sus problemas comenzaron cuando los motores de los trineos dejaron de funcionar a solo cinco días de haber comenzado el viaje. Los caballos tampoco viajaron bien a esas temperaturas glaciales. Cuando llegaron al pie de las montañas antárticas, tuvieron que sacrificar a todos esos pobres animales. Como resultado, los miembros del equipo quedaron arrastrando aquellos trineos. Todo el equipo quedó cegado por el reflejo de la nieve debido a las gafas inadecuadas que Scott había proporcionado. Lo peor de todo, era que el grupo siempre estuvo escaso de comida y agua. Esto también fue consecuencia del mal planeamiento de Scott.
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Después de abarcar ochocientas penosas millas en diez semanas, el exhausto grupo de Scott sufría de abulia, pero finalmente llegó al Polo Sur. Allí encontraron una bandera que ondeaba en el viento y una carta de Amundsen. El otro equipo, bien dirigido, había llegado primero a la meta, ¡con más de un mes de antelación!
De ahí la importancia de reconocer, que un buen líder prepara con mucho esmero su plan de navegación, para guiar a su gente a través de las aguas turbulentas; sin el temor de hundir la nave, y basado en los siguientes pilares:
Un líder navegante eficaz, considera detenidamente todo aspecto posible de cada viaje. Y, ¡obtiene buenos resultados! como Roald Amundsen y su equipo.
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3 meses"Cualquier persona puede gobernar el barco, pero se necesita de un líder para trazar la ruta". La sabiduría de esta frase es indiscutible. Son muchas las personas que gobiernan barcos. Llámense empresas, instituciones o proyectos. Por el contrario, son escasas aquellas personas que lideran, que motivan, que escuchan, que dan ejemplo y que marcan la ruta y realizan cambios cuando las condiciones así lo exigen.